La «Última Cena» de Leonardo cambió la historia del arte

Revelaciones de una exposición en Milán

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MILAN, 21 mar 2001 (ZENIT.org).- En la historia del arte hay un antes y un después de la «Última Cena» de Leonardo da Vinci. Lo demuestra una exposición inaugurada hoy en Milán, ciudad que conserva esta obra maestra en Santa Maria delle Grazie.

La exposición ideada por Pietro C. Marani presenta obras que van del siglo XIII hasta el XX y que ayudan a comprender aún mejor el genio de Da Vinci demostrada en esta obra pintada entre 1495 y 1497.

Ernst H. Gombrich explica en la introducción del catálogo de la exposición Leonardo elaboró una teoría de los diversos «movimientos del ánimo» que «los espectadores» debían captar para no hacer «vano» su intento de pintar la escena evangélica.

Leonardo ha sido capaz de transmitir a las generaciones venideras el drama que hace siempre presente el Evangelio de san Juan. El artista italiano aisló a Cristo en el centro de la composición y alineó en una sola parte de la mesa a los apóstoles, conmovidos por la trágica noticia: uno de ellos, uno de los escogidos, traicionaría al Maestro. La expresión de cada uno de sus rostros, única e irrepetible, es en cierto sentido la expresión única e irrepetible del hombre ante Cristo. Y del artista…

De hecho, Marani, en un ensayo publicado con el catálogo, constata la fascinación que ha ejercido esta obra en escritores y filósofos –desde Georg W. F. Hegel a Henry James–, así como en pintores, en cineastas, como Luis Buñuel o Pier Paolo Pasolini.

La exposición milanesa lleva por título «El genio y las pasiones. Leonardo y el Cenáculo: precedentes, innovaciones, reflejos de una obra maestra». Entre otras piezas, presenta una gran copia del original, traída de Londres, realizada en el siglo XVI por Giampietrino. Tiene el mérito de mostrar cómo era el original en su parte inferior, que se ha perdido los colores originales a causa de la humedad.

La muestra expone además algunos dibujos autógrafos de Leonardo que sirvieron para preparar la «Última Cena», entre ellos un estudio de conjunto y un melancólico y bellísimo rostro de Cristo datado en torno al 1497.

La muestra se abre con tablas antiguas, con obras de Gaddi, Di Bartolo y del círculo del Perugino. A continuación, se presentan obras posteriores a Leornardo y que sufrirían inexorablemente su influencia: cuadros de Bramantino, Lotto, Giorgione, Tiziano, Del Sarto. Entre éstas, se pueden contemplar pinturas del Caravaggio o de Savoldo, y que tienen un cierto sabor a «Ultima Cena».

La exposición avanza presentando pruebas de la influencia de Leonardo en obras de Durero, Rembrandt, Rubens, Hogarth, Degas, Blake hasta llegar al pop-art de Andy Warhol (hizo muchas copias de particulares del cuadro de Leonardo) y al «Nouveau réalisme» Daniel Spoerri (dos Cenáculos de 1987 y 1988).

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ZENIT Staff

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