«Estoy totalmente en contra de construir una mezquita en ese lugar, cerca de la Basílica de la Anunciación –explica el líder israelí–. Sería una provocación. Se puede construir en otro lugar. Espero que ésta sea la posición final de mi gobierno».
El 9 de enero pasado, el gobierno israelí decidió detener las obras de construcción de esta mezquita, promovida por un grupo fundamentalista islámico local. El templo no obedece a las necesidades espirituales de los fieles del lugar y ha sido condenado por Yasser Arafat.
El ministro del Hábitat y la Construcción, Nathan Chtcharansky, ha sido nombrado jefe de una comisión ministerial que en algo menos de dos semanas debería proponer al gobierno una solución a la cuestión.