WASHINGTON, 28 enero 2002 (ZENIT.org).- George Bush está tratando de resucitar uno de los proyectos que más problemas ha encontrado en su primer año de presidencia: su iniciativa de dar ayuda federal a los grupos religiosos de servicios
sociales.
En un discurso que tendrá lugar posiblemente esta semana, Bush señalará que ha aprendido algunas lecciones de estas dificultades, revelaba «The Wall Street Journal» el 25 de enero.
Ahora está trabajando con prominentes demócratas para asegurarse el respaldo del Congreso al proyecto, y está tranquilizando a otras instituciones que reciben ayuda pública con fines sociales. La oposición de estas organizaciones le creó muchos problemas el último año.
Por último, el proyecto presta particular atención a no mezclar a Dios con el Gobierno, según han revelado sus ayudantes, evitando así otra buena serie de críticas recibidas.
«No he renunciado a mi iniciativa sobre los grupos confesionales –confirmó Bush a un grupo de alcaldes reunidos en la Casa Blanca el jueves–. Pienso que podemos conseguir una ley en el Congreso».
Cristiano practicante, Bush está convencido de que los grupos religiosos pueden desempeñar un importante papel en curar las heridas sociales del país.
El año pasado, su aproximación inicial al tema de la relación Iglesia-Estado creó un «clima de sospechas y divisiones que hizo imposible aprobar nada», dijo Dan Gerstein, portavoz del senador Joseph Lieberman, demócrata de Connecticut , que ha estado hablando con la administración sobre este proyecto.
Ahora, añade el ayudante de Lieberman, Bush ha dejado claro que quiere «trabajar sobre un verdadero acuerdo global de consenso bipartidario» que busca ampliar el alcance de la ley a todas las organizaciones humanitarias, no sólo los grupos confesionales.
El líder republicano del senado, Trent Lott de Mississippi, está de acuerdo en que el nuevo viraje de la Casa Blanca «hace claramente más fácil» aprobar la ley, quizás a principios de este año. El año pasado, recuerda, «algunos demócratas se resistían, incluso legítimamente, porque sentían que iba demasiado lejos en algunas áreas».
Bush querría permitir que los grupos religiosos recibieran parte de los miles de millones de dólares en contratos del Gobierno para apoyar sus numerosos programas sociales, como los dirigidos a la recuperación de toxicómanos o alcohólicos.
