El padre Amedeo Cencini, religioso de los Hijos de la Caridad, psicólogo y formador de religiosos, hizo esta constatación al intervenir la semana pasada en el congreso organizado por el Centro Nacional de las Vocaciones de la Conferencia Episcopal Italiana en Roma.
Según la intervención del religioso, de la que ha presentado amplios pasajes el portal «Vidimus Dominum», la Iglesia tiene como objetivo hoy día promover «todas las vocaciones», no sólo las consagradas, «ya que en la Iglesia del Señor o se crece juntos o no crece nadie».
«Si queremos vocaciones tenemos que cultivar a las familias –aclara el padre Cencini–, formar a los novios y después a los padres para que den este sentido a la vida humana, para que transmitan a sus hijos esta lógica vocacional de la vida, para que sean los primeros en darles ejemplo de generosidad, de gratuidad, de apertura a los otros y, en particular, a los necesitados, y de responsabilidad y solidaridad, de sobriedad y sencillez de vida, de valor para afrontar las dificultades y de renuncia».
«Una de las vocaciones «nuevas» de hoy es la de ser «padres» y «madres» abiertos a la vida, esposos y esposas que en su amor den testimonio y celebren la belleza del amor humano bendecido por Dios», insistió.
«Sólo este modo de entender la vocación y de interpretar la animación vocacional creará a largo plazo una auténtica cultura vocacional, como tierra fecunda para el nacimiento de vocaciones sacerdotales», concluyó.