CIUDAD DEL VATICANO, 13 enero 2003 (ZENIT.org).- No todas las noticias que vienen de África son tristes, reconoció Juan Pablo II este lunes. De ese continente también vienen informaciones que constituyen un motivo de esperanza, como el final de algunos de sus conflictos armados.
El pontífice hizo esta constatación al encontrarse con los embajadores de los diferentes países del mundo acreditados ante la Santa Sede.
Entre los motivos de «júbilo» ofrecidos por África, el Papa hizo la siguiente lista: «Angola ha comenzado su reconstrucción; Burundi ha emprendido el camino que podría conducir a la paz, y espera comprensión y ayuda financiera de la comunidad internacional; la República Democrática de Congo se ha comprometido seriamente en un diálogo nacional que debería conducir a la democracia».
«También Sudán ha dado prueba de buena voluntad, si bien el camino hacia la paz es largo y arduo», añadió.
Según el Papa, «hay que felicitarse sin duda por estos progresos y animar a los responsables políticos a no escatimar esfuerzos para que, poco a poco, los pueblos de África lleguen a un principio de pacificación y, por tanto, de prosperidad, al reparo de las luchas étnicas, la arbitrariedad y la corrupción».
Por este motivo, deploró al mismo tiempo «los graves acontecimientos que estremecen Costa de Marfil y la República Centroafricana, invitando al mismo tiempo a sus habitantes a deponer las armas, a respetar su respectiva Constitución y a poner las bases de un diálogo nacional».
«Así será fácil implicar todos los miembros de la comunidad nacional en la elaboración de un proyecto de sociedad en el que todos se reconozcan», añadió.
Por último, el Santo Padre mostró su satisfacción al constatar que, «cada vez más, los africanos intentan encontrar las soluciones más adecuadas a sus problemas, gracias a la acción de la Unión Africana y a las mediaciones regionales eficaces».