JERUSALÉN, 17 enero 2003 (ZENIT.org).- Con un compromiso de ayuda a los cristianos los cristianos de Tierra Santa, concluyó este jueves en esta ciudad la reunión en la que obispos de Europa y Norteamérica han analizado la situación y han buscado formas de sostenimiento para la región.
«Hasta que Dios conceda la paz por la que todos suspiramos, prometemos trabajar sin descanso para ayudar a sosteneros, hermanos y hermanas en la fe, que estáis en Jerusalén, en Palestina, en Israel y en Jordania», afirmaron los obispos en su mensaje.
«Os prometemos nuestro amor y solidaridad a vosotros, que fuisteis los primeros testigos de Cristo resucitado y buscáis compartir de manera justa la paz que sólo puede encontrarse en Él», añadieron.
El encuentro ha reunido a obispos europeos y norteamericanos y a delegados del Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) y de la Comisión de Episcopados de la Comunidad Europea (COMECE) con el patriarca latino de Jerusalén, Michel Sabbah.
Celebrada en Jerusalén, esta tercera reunión –las anteriores fueron en 1998 y 2002– ha tenido por objetivo buscar formas de ayuda a los cristianos de Oriente Medio, quienes viven en condiciones cada vez más difíciles.
No sólo las medidas de seguridad se han hecho más opresivas, ha crecido el desempleo, y sigue aumentando la pobreza material, cultural e incluso espiritual, sino que los obispos han podido constatar también el miedo y el desánimo ante el peligro de guerra en Irak.
«Está claro que el miedo y la desconfianza están muy arraigados entre vosotros, queridos hermanos y hermanas cristianos», se lee en el mensaje de los obispos.
«No obstante –añaden–, al mismo tiempo hemos constatado el deseo universal de justicia y de paz y hemos experimentado la vigorosa esperanza que, creemos, debe inspirar el continuo valor y dedicación de tanta gente, así como vuestro compromiso con la reconciliación».
Entre las propuestas presentadas al finalizar el encuentro, se ha acordado incrementar «los contactos entre las diferentes Conferencias episcopales y representaciones de las Iglesias en Tierra Santa».
Además, «la información y las acciones deben difundirse a un círculo más amplio de organizaciones católicas», pues se constata que las ayudas materiales a los cristianos de Tierra Santa son urgentes.
Asimismo se anima a peregrinar a los Santos Lugares, por el significado espiritual y de conversión de los fieles, y porque las peregrinaciones pueden ser un signo de solidaridad con los cristianos de Tierra Santa y una fuente para su sostenimiento material.
En el documento final también se indica que se ofrezca información sobre el uso de los donativos recibidos, cosa que redundará en una generosidad aún mayor.
A estas propuestas se añade «la necesidad de la colaboración entre las Iglesias hermanas». El esfuerzo ecuménico, según los obispos, «es un ulterior medio para expresar solidaridad, como las campañas de ayuda a los cristianos promovidas por el Consejo Mundial de las Iglesias, que asumen gran relevancia».
Lo mismo sucede con «el diálogo interconfesional con judíos y musulmanes, que debe ser incentivado». «La esperanza –concluyen los obispos– es que de este diálogo puedan nacer semillas de paz y reconciliación».
