CIUDAD DEL VATICANO, 20 enero 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II aseguró este lunes que la Iglesia católica está comprometida «de manera irrevocable» en el camino ecuménico que busca la unidad plena de los cristianos, divididos en diferentes Iglesias y comunidades.
Al recibir en el Vaticano a una delegación ecuménica procedente de Finlandia, el Santo Padre constató los últimos progresos que han experimentado las relaciones entre católicos y luteranos.
«El Concilio Vaticano II comprometió irrevocablemente a la Iglesia católica a seguir el camino de la aventura ecuménica, escuchando al Espíritu del Señor que enseña a intepretar con atención los «signos de los tiempos»», afirmó.
«Es una invitación que yo he abrazado a lo largo de mi pontificado –siguió diciendo el Papa–. En esta ocasión, reconocemos que existe un nuevo momento ecuménico en el que podemos reconocer una real, aunque incompleta, comunión».
«La Declaración conjunta sobre la Doctrina de la Justificación es un signo concreto de esta nueva situación de «hermandad redescubierta», aseguró.
El documento, firmado en Agsburgo, el 31 de octubre de 1999, superaba algunas cuestiones ligadas a la cooperación del hombre en la salvación, que por mutuos malentendidos se encontraba precisamente en el origen de la Reforma promovida por Martín Lutero.
«Mi oración fervorosa consiste en que a través de la construcción de esta hermandad podamos promover más aún una espiritualidad compartida, que nos asista en nuestra peregrinación hacia la plena comunión», concluyó el Papa.
La delegación ecuménica visitó al Santo Padre con motivo de la fiesta de san Enrique, primer obispo y patrono de Finlandia, que en el siglo XII contribuyó a la difusión del cristianismo en el país nórdico, en el que hoy los luteranos constituyen el 85,7 por ciento de sus más de 5 millones de habitantes.