MADRID, 23 enero 2003 (ZENIT.org).- Alejandro Fernández Pombo, ex director del diario Ya y presidente de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España, constata que en estos momentos faltan medios de comunicación que se definan «católicos».
Así lo expresa en esta entrevista concedida con motivo de la festividad de san Francisco de Sales, patrón de los periodistas, que se celebra este viernes.
–El periodismo católico ha tenido una gran resonancia, especialmente en España y en el siglo pasado, con la obra del cardenal Herrera Oria. ¿Cree que actualmente tiene la misma vitalidad que entonces?
–Fernández Pombo: Efectivamente, la resonancia de la obra del cardenal Herrera se ha traducido en la historia de la prensa española en una presencia importante de los católicos: la editorial católica mantenía cinco periódicos, una escuela de periodismo, una biblioteca, una cadena de radio, etc. Aquella gran obra en parte se ha perdido, y la pérdida es irreparable: no había habido en el mundo una obra como la Editorial Católica, en ningún otro país. De aquellos cinco periódicos, o han dejado de existir o han dejado de ser confesionales. Por otro lado, se ha mantenido la cadena de radio (COPE) y están floreciendo nuevos proyectos en televisión. También siguen existiendo las facultades de periodismo en las universidades católicas españolas, y hay una presencia significativa de periodistas católicos en los medios no confesionales. Pero la pérdida ha sido grande.
–El que ya no existan grandes periódicos católicos como el Ya o El Debate, ¿supone un empobrecimiento del panorama informativo español?
–Fernández Pombo: Sí, indudablemente. Aunque hay quienes piensan que lo importante es que haya periodistas católicos en los medios no confesionales, creo que el que ya no exista un periódico católico de referencia ha supuesto un empobrecimiento importante. Y creo que la Iglesia lamenta haber perdido esos medios. Porque aunque los medios de comunicación no confesionales sean respetuosos e informen sobre la Iglesia, creo que los medios católicos son necesarios para informar de lo que interesa a los católicos.
–Está pendiente la canonización del periodista español Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, fallecido en 1971, quien pasó más de 28 años en una silla de ruedas y los últimos ciego. ¿Le quitará el puesto como patrón de los periodistas a san Francisco de Sales?
–Fernández Pombo: Hombre, san Francisco de Sales es muy querido por nosotros, pero no es exactamente un periodista, ya que en el siglo XVII, la época en la que él vivió, la prensa tal y como hoy la conocemos no existía. Lolo, a quien tuve el enorme privilegio de poder conocer personalmente, fue un periodista de nuestro tiempo y un gigante en su comportamiento humano y en su santidad.
Y también sería bueno que el cardenal Herrera fuera reconocido por la obra que hizo y por la santidad de su vida, aunque su nivel profesional es distinto, el de un promotor de medios de comunicación. Pero tenemos dos grandes figuras de referencia en España en el campo de los medios y en la santidad, y deberían de tener su reconocimiento.
–¿Cuáles son los retos periodista católico hoy?
–Fernández Pombo: Fundamentalmente, el reto de comportarse como un católico en la rama profesional en la que esté. Le cuento una anécdota: a don Angel Herrera, cuando aún era seglar y director de El Debate, se le acercó una señora tras una conferencia y le dijo: «haga usted un gran periódico católico», y él le contestó: «haremos un gran periódico que además sea católico». Un periodista católico debe ser un buen periodista, al servicio de la verdad, donde quiera que trabaje.
–La relación de la Iglesia con los medios de comunicación, al menos en España, no parece muy positiva.
–Fernández Pombo: Efectivamente, ahí se ve cada vez más la necesidad de contar con un medio propio. Los ataques e incomprensiones se producen en muchos casos por una falta de información y de formación de los periodistas, aunque también la Iglesia debe ponerse al día en cómo facilitar ese trabajo periodístico, especialmente en nuestra era que es la era de la transparencia. Creo que los medios tienen en general una actitud de respeto, pero quizá falta sensibilidad hacia lo que interesa al lector católico.