KÖNIGSTEIN, 31 enero 2003 (ZENIT.org).- El presidente del CELAM liberado el 15 de noviembre tras cuatro días de secuestro no tiene dudas: «Mi liberación de los rebeldes se la debo a la oración y a la Virgen, Madre de Dios».
Monseñor Jorge Enrique Jiménez Carvajal, obispo de la diócesis colombiana de Zipaquirá, ofreció esta explicación la semana pasada al visitar la sede de la asociación católica «Ayuda a la Iglesia Necesitada».
El prelado fue secuestrado por un comando de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y liberado por el Ejército colombiano.
Por lo que e refiere a la situación de América Latina, el presidente del CELAM reconoció que «la política de varios Gobiernos es hostil a la familia, porque favorece el divorcio y el aborto».
Sin embargo, señaló que el peor de todos los problemas es la pobreza: «La necesidad económica y social es, en la actualidad, el mayor problema de América Latina. El reparto de la riqueza es escandalosamente injusto y el número de necesitados está aumentando de forma alarmante».
El obispo Jiménez afirmó que la Iglesia hace todo lo posible por contrarrestar esta situación con comedores para pobres y numerosos y variados proyectos caritativos y pastorales, pero que sus recursos son limitados y que no puede cambiar las estructuras políticas ni ve en ello su cometido.
«El fruto de la necesidad de muchas personas, provocada por la corrupción y la malversación de fondos, es una violencia que persigue fines políticos», dijo el obispo Jiménez, quien calificó los secuestros llevados a cabo para alcanzar objetivos políticos de «medio diabólico».