JERUSALÉN, 28 agosto 2003 (ZENIT.org).- Los líderes de las Iglesias cristianas de Jerusalén han advertido del obstáculo que representa para la «Hoja de Ruta» y el proceso de paz en Tierra Santa el muro de separación entre Israel y los Territorios palestinos, división que en ambas naciones «provocará una sensación de aislamiento».
En la declaración conjunta –firmada el pasado 26 de agosto y difundida este jueves– manifiestan así su postura frente a la barrera de cemento y alambre de púas de 350 kilómetros de longitud –120 kilómetros ya se han ejecutado– que el gobierno israelí está levantando a fin de detener la penetración de terroristas en su propio territorio.
«Para ambas naciones –se lee en el texto– el muro representará un motivo de ulterior aislamiento. Para muchos palestinos significará una privación de tierra (aproximadamente un 10% más respecto a la de la ocupación de 1967), de posibilidades de sustento, de soberanía y de vínculos familiares».
«La ocupación permanece como la raíz del conflicto en curso y de los continuos sufrimientos en Tierra Santa», subrayan los signatarios, entre los que figuran el patriarca latino de Jerusalén Michel Sabbah, el patriarca armenio ortodoxo Torkom II, el Custodio de Tierra Santa –padre Giovanni Battistelli–m y el archimandrita greco católico Mtanious Haddad.
La declaración recoge igualmente la fuerte preocupación por la propuesta de «cercar» también Belén, «para los cristianos el lugar del nacimiento de Jesucristo, el Príncipe de la paz».
«Para nosotros, los cristianos, las consecuencias serán devastadoras –alertan–, además del impacto psicológico en la vida diaria», dado que la comunidad de hecho «quedaría aislada cuando se vea privada del acceso a la tierra y de la libertad de movimientos» y se desalentarán las visitas de los peregrinos.
Reafirmando su «determinación a hacer todo lo posible por la paz en Tierra Santa y el bienestar de sus habitantes, ya sean israelíes o palestinos», los líderes cristianos piden «a las autoridades de ambas partes y a todas las personas de buena voluntad del mundo hacer un esfuerzo, junto a sus líderes políticos y religiosos, para eliminar este grave obstáculo que impide una paz completa y duradera» .
Añaden su firma a la declaración el arzobispo copto ortodoxo de Jerusalén, Anba Abraham, el sirio ortodoxo Swerios Malki Murad, Abba Cuostos –de la Iglesia etíope–, el obispo anglicano Riah Abu El-Assal, el luterano evangélico Munib A. Younan, y el obispo católico sirio Butro Malki.
Las circunstancias actuales también han llevado a los líderes de todas las Iglesias cristianas presentes en Jerusalén a convocar una vigilia de oración por la paz el próximo 30 de agosto en Belén, a partir de las 10.00 horas en el monasterio benedictino de Emmanuel.
«Queremos orar –dicen los promotores– considerando los peligros del momento presente. Los fracasos de las conversaciones de paz y la construcción del muro en los alrededores de Belén no hacen más que agudizar las ya difíciles condiciones de vida de la población. Por ello invitamos a todos a unirse en oración con nosotros».
