CASTEL GANDOLFO, 29 agosto 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha dado su impulso personal al renacimiento de la Iglesia católica en Mongolia escribiendo una carta con motivo de la ordenación del primer obispo de ese país y de la bendición de la catedral de la capital, dedicada a los santos Pedro y Pablo.
La carta va dirigida al cardenal Crescenzio Sepe, prefecto de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos, representante papal en el país asiático desde el 24 de agosto, quien consagrará en Ulan Bator al primer primo prefecto apostólico, monseñor Wenceslaw Padilla, religioso de la Congregación del Corazón Inmaculado de María, de origen filipino.
En la misiva, el Papa confiesa que su «profundo deseo» era «estar personalmente presente en tan sugerentes e históricas celebraciones litúrgicas», pero al no poder emprender el viaje, encomienda al purpurado italiano la tarea de llevar su saludo a la población.
Con el nombramiento del primer obispo y la inauguración de la catedral, explica el Papa «se consolida el edificio espiritual constituido por el «pequeño rebaño» de una joven Iglesia misionera que crece con confianza, apoyada por la fuerza renovadora del Espíritu Santo».
El nuncio apostólico en Mongolia, el arzobispo Giovanni Battista Morandini, había anunciado ya en febrero pasado que el Santo Padre quería visitar ese país, encastrado entre Rusia y China.
En julio, el portavoz vaticano, Joaquín Navarro-Valls, confirmó la invitación del gobierno pero reveló que el Papa ha tenido que aplazar esta visita, prevista en un primer momento para estos días de agosto, sin ofrecer fechas concretas del posible viaje.
El Papa concluye su carta enviando su saludo a los casi 200 católicos de Mongolia, en particular a los jóvenes, que conforman una comunidad renacida tras la desaparición del régimen comunista a inicios de los años noventa.
Saluda asimismo a las autoridades y a los 2.600.000 habitantes del país, el 96% budistas, y el 4% musulmanes.
En estos momentos en Mongolia hay una sola parroquia, 9 sacerdotes y 17 religiosas (entre ellas misioneras de la Madre Teresa de Calcuta), 5 centros educativos y un instituto de beneficencia. En el último año se bautizaron 20 nuevos católicos.
