«Rezamos en comunión con las víctimas del desastre en Asia. Espíritu Santo, consuela a los pueblos de Asia en estos momentos de dura prueba», afirmó el hermano Roger, fundador de la Comunidad, al comenzar su meditación dirigida a los presentes en la noche del 31 de diciembre.
El hermano Roger pronunció asimismo un apremiante llamamiento a superar la separación de los seguidores de Jesús, divididos en confesiones diferentes, afirmando que «ya no es posible postergar sin cesar la comunión entre los cristianos».
«Una comunión entre cristianos puede contribuir a construir la paz allí donde está amenazada por los conflictos y las violencias. Una paz mundial es sumamente urgente para aliviar los sufrimientos, en particular, para que los niños que nacen no experimenten la angustia y la inseguridad», recalcó.
Estos encuentros de oración por la paz son organizados todos los años por la Comunidad de Taizé entre el 28 de diciembre y el 1 de enero en diferentes ciudades europeas.
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