CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 1 enero 2005 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha expresado su pesar, cercanía y oración a los familiares de los 175 jóvenes que en la noche del jueves perecieron en una discoteca de Buenos Aires (Argentina) cuando se incendió el local.
En un telegrama enviado el viernes por el cardenal Angelo Sodano –secretario de Estado del Vaticano— al arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Jorge Bergoglio, se expresa el profundo dolor del Papa «al conocer la dolorosa noticia de las numerosas muertes, entre las cuales de tantos jóvenes, ocasionadas por un incendio acaecido en una discoteca» de la ciudad «que ha llenado de luto a muchas familias del querido pueblo argentino»
El Santo Padre «ofrece sufragios por el eterno descanso de los fallecidos y eleva su oración para que el señor conceda consuelo y serenidad a quienes lloran la pérdida de sus seres queridos», así como manifiesta su «cercanía a todos los heridos», afirma la misiva.
La mayor tragedia en la historia de la ciudad se originó por los artículos de pirotecnia que se lanzaron desde el público que presenciaba la actuación de la banda «Callejeros», cuyos componentes también han perdido a tres familiares en el suceso.
En cuanto se prendió el techo de la discoteca «República Cromagnon», las avalanchas humanas se formaron en segundos y cuando intentaron escapar encontraron la puerta principal cerrada; la única puerta de emergencia que fue localizada estaba bloqueada con alambres y candados, relata «La Nación».
Si no hubiera sido así «se habría evitado la muerte de mucha gente», aseguró el jefe de Gobierno de Buenos Aires, Aníbal Ibarra. Advirtió –recoge «Efe»– de que «casi con seguridad» la cantidad de asistentes al concierto «excedió la capacidad» del lugar, extremo confirmado por testigos: había unas 6.000 personas en un recinto con capacidad para 4.000.
175 muertos y 714 heridos son las cifras de la tragedia, pero podrían variar dada la gravedad del estado de algunas víctimas, según confirmó el gobierno del país y el municipio bonaerense.
La principal causa de fallecimiento –entre las víctimas mortales hay varios niños— fue la asfixia, así como el aplastamiento por el propio público en su intento de huir.
«Todas las víctimas eran jóvenes, el promedio es de 20 años», señaló el director médico del servicio de emergencias de la ciudad, Julio Salinas.
Las autoridades de Buenos Aires decretaron el viernes tres días de duelo en la ciudad. En ese tiempo no podrá haber «actividades festivas ni música» en ningún espacio público.