HANOI, jueves, 13 enero 2005 (ZENIT.org).- La Televisión de Estado vietnamita habló el miércoles de la disponibilidad de Hanoi a estabilizar las relaciones diplomáticas con la Santa Sede.
Representantes institucionales del país del sudeste asiático han declarado que el encaminamiento de este nuevo rumbo es sólo «una cuestión de tiempo», cita el diario católico italiano «Avvenire».
El hecho se produjo en el curso de la visita del presidente de la Cámara de los Diputados de Italia, Pier Ferdinando Casini, quien se reunió con el presidente de la República Socialista de Vietnam, Tran Duc Luong, y con el vice primer ministro, Nguyen Tan Dung.
De acuerdo con lo referido por el programa de la televisión vietnamita, Casini suscitó la cuestión y, aún con la discreción requerida por lo delicado del tema, expresó el deseo de una estabilización definitiva de las relaciones diplomáticas entre Hanoi y el Vaticano.
6 millones de católicos se cuentan entre los 7 millones de cristianos de Vietnam, cuya población de unos 80 millones de personas registra 50 millones de budistas y 4 millones de la religión Cao Dai.
Actualmente las relaciones entre la Santa Sede y Hanoi están reguladas por una visita que llevan a cabo anualmente a Vietnam representantes de la Santa Sede, quienes mantienen encuentros con representantes del gobierno.
En Hanoi no existe presencia estable de un nuncio apostólico ni representante diplomático alguno de la Santa Sede.
El pasado noviembre, los obispos católicos de Vietnam manifestaron su preocupación ante la vulneración de la libertad religiosa que supondría la inminente entrada en vigor de la Ordenanza sobre creencias y religiones adoptada el 18 de junio por el Comité Permanente de la Asamblea Nacional del país asiático.
La disposición, fuertemente restrictiva, se orienta a regular en el país las actividades religiosas y las relativas a las creencias de forma que las actividades de formación, las escuelas, las celebraciones, las publicaciones e incluso las reuniones ecuménicas sólo pueden verificarse bajo estricto control estatal.
Encargados de garantizar el respeto de las normas previstas en la ordenanza son los Comités del Pueblo, la Oficina de Asuntos Religiosos y el primer ministro.
En declaraciones a Zenit, el sacerdote de la redacción vietnamita de «Radio Vaticana» Giuseppe Hoang Minh Thang explicaba entonces que «si la ley se aplica tal como se ha redactado será el fin de la libertad religiosa».
Experto conocedor de la situación del país asiático, el sacerdote constataba que, visto que «no es posible destruir la religión», «por este motivo [el gobierno] intenta tener un control total sobre la misma».
Con esta ordenanza «se intenta condicionar y utilizar las religiones –prosiguió–. En relación con la Iglesia católica, la lógica es la de reforzar el Frente Patriótico para crear una Iglesia nacional al servicio del gobierno e independiente de Roma».
«Ya han creado una Iglesia nacional budista», ejemplificó el sacerdote vietnamita.
El gobierno vietnamita no permite nombrar directamente obispos, sino que exige que la Santa Sede presente algunos nombres entre los cuales el gobierno elige al candidato que considera oportuno. Las autoridades deciden también los candidatos a los seminarios y a la ordenación sacerdotal, y en los seminarios se debe impartir obligatoriamente marxismo.
Con todo, los católicos de Vietnam se cuentan entre los más vitales de Asia. Pese a los límites del gobierno a la vida de las parroquias, seminarios y órdenes religiosas, los fieles evangelizan con numerosas actividades como catequesis, escuelas, dispensarios y leproserías.