JERUSALÉN, viernes, 21 enero 2005 (ZENIT.org).- Si el gobierno del primer ministro israelí Ariel Sharon ejecuta la decisión de confiscar las tierras de los palestinos ausentes, ello repercutirá gravemente también en los cristianos, alerta el Custodio franciscano de Tierra Santa, el padre Pierbattista Pizzaballa.
El jueves, el diario «Haaretz» daba noticia de la intención del gobierno de Sharon de transferir al Custodio correspondiente del Estado israelí –«Custodian for Absentee Property»– los bienes situados en la zona de Jerusalén Este que sean propiedad de los palestinos «ausentes».
La intención responde a una ley aprobada en 1950 –«Absentee Property Law»–, pero fue el pasado julio cuando el gobierno israelí decidió poner por obra esta contestada norma, que permite a las autoridades administrativas de Jerusalén apropiarse de los territorios abandonados por los palestinos de Jerusalén Este, quienes en su mayoría se ven obligados a vivir actualmente en la franja de Gaza o en Cisjordania sin posibilidad de regresar.
De acuerdo con el padre Pizzaballa se trata de una iniciativa «que privará a muchísimos palestinos de los derechos sobre las propiedades que tenían en Jerusalén Este –aclaró al servicio informativo del episcopado italiano “Sir”–. No conozco el valor exacto, pero son propiedades inmensas».
Es «una decisión administrativa muy frustrante que si se lleva a cabo, y ésta me parece la intención del gobierno, tendrá una grave repercusión también sobre los cristianos», alertó.
Y es que –explicó– «hay muchísimos, de hecho, que viven en los territorios ocupados o en el extranjero, que no pueden acceder a Jerusalén para reclamar sus derechos sobre estos bienes que se hallan sobre todo entre Belén y Jerusalén, donde pasa el muro».
«Actuando así, se agravan más las condiciones de vida de los palestinos, ya precarias», reconoció el religioso.