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A TODAS LAS PERSONAS DE BUENA VOLUNTAD
Los Obispos del Perú, reunidos en nuestra 85ª Asamblea General Ordinaria, en este año de la Eucaristía, les saludamos fraternalmente y les comunicamos que nuestra reflexión durante estos días ha estado centrada en la familia, reafirmando los signos de fidelidad y el esfuerzo por mantener viva la unidad familiar. Asimismo somos muy conscientes de los sufrimientos causados por la violencia familiar, la pobreza y la migración. Queremos también expresarles nuestra cercanía, aliento y preocupación ante la difícil y compleja situación que estamos atravesando en el Perú.
Conocemos de cerca los problemas que afectan a todos los peruanos. Vivimos en la actualidad una creciente falta de credibilidad en las personas e instituciones. Percibimos la violencia en la ciudad y en el campo; y a la que se recurre con frecuencia para exigir reivindicaciones que, aunque justas muchas de ellas, no pueden ser atendidas con prontitud. Nos preocupa especialmente la corrupción creciente y generalizada en el Perú. Esta lamentable realidad es el resultado de la búsqueda del interés personal, de grupo o de partido, cuando no se tiene en cuenta el bien integral de la sociedad peruana.
Como Pastores queremos iluminar la situación presente con la fuerza transformadora de Jesucristo para descubrir nuestras posibilidades y fortalecer la democracia con justicia y solidaridad para el País, evitando recurrir a medios violentos, que atentan contra la vida y el bien común. El mismo Jesús, crucificado y resucitado, nos invita a recuperar la confianza en nosotros y entre nosotros, apostando juntos por un futuro mejor. Con el apóstol Pablo decimos hay que «vencer el mal con el bien».
La política es «el arte de buscar y realizar el bien común». Es por tanto el bien común el que nos convoca a todos sin excepción a participar de manera activa y nos compromete más a los que nos identificamos con Jesucristo, que “pasó por el mundo haciendo el bien”.
Nos preguntamos con ustedes: ¿Qué estamos haciendo para crear un clima de diálogo y de concertación entre todos los peruanos?. ¿Cómo podemos ser capaces de descubrir que el bien del País se logra deponiendo actitudes egoístas y ambiciones desmedidas para encontrar juntos el desarrollo y el bienestar de nuestro pueblo?
En esta hora crucial de nuestra historia nos sentimos comprometidos como Iglesia a convocar a todos los peruanos para unir nuestras voluntades a fin de encontrar el camino de la concordia que nos lleve a la consecución de la anhelada paz.
Como Pastores nos unimos a los deseos y anhelos del pueblo peruano, recordando con gratitud las palabras que el Papa Juan Pablo II nos dirigiera hace veinte años en su visita a nuestra Patria:
«¡Construyan un Perú más fraterno y reconciliado.
Un Perú mucho más justo y sin violencia.
Un Perú donde reine la honestidad, la verdad, la paz!».
Lima, 21 de Enero de 2005
LOS OBISPOS DEL PERÚ