Acabar con la lepra exige acabar con su «marca de infamia», según la Santa Sede

Mensaje del cardenal Barragán con motivo de la Jornada Mundial de este domingo

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 28 enero 2005 (ZENIT.org).- La Santa Sede considera que es necesario acabar con la «marca de infamia» que todavía hoy padecen los enfermos de lepra para derrotar definitivamente a esta enfermedad.

Así lo expone el cardenal Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud en un mensaje que ha escrito con motivo de la 52 Jornada Mundial de los Enfermos de Lepra, que se celebrará el domingo 30 de enero.

En su misiva, el purpurado mexicano recuerda que si bien esta Jornada «nos lleva a celebrar el dominio del hombre sobre la «pandemia», que ha aterrorizado a la humanidad durante milenios, no puede olvidarse que ésta todavía está presente y es dramáticamente letal en al menos nueve países».

«Pero todavía más deletérea es la persistencia de prejuicios ancestrales en relación con los enfermos de lepra, quienes son motivo de vergüenza o quedan sometidos a una absurda discriminación», añade.

«Comportamientos que en algunas zonas del mundo son la «causa» de la falta de resultados de la gran «planificación de prevención y asistencia médica» aplicada desde hace unos trece años por la Organización Mundial de la Salud», indica la misiva enviada este viernes a la redacción de Zenit.

«Planificación que ha hecho descender drásticamente la incidencia de la enfermedad y ha llevado a la curación de unos trece millones de personas», revela el mensaje.

«Pero hasta que no se elimine la concepción de indeleble «marca de infamia», la lucha final por una victoria sobre la lepra durará todavía mucho», reconoce.

«Por este motivo –asegura–, el Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud se siente involucrado en la acción de apoyo a los hermanos todavía golpeados por la pandemia, e intensamente cerca de las comunidades sociales en las que están integrados».

El cardenal considera que el desafío para acabar con la lepra ya no son las medicinas, que gracias a Dios son disponibles, sino «la presencia capilar sobre el territorio de infraestructuras sanitarias y de equipos preparados para atender a quien se encuentra en dificultad».

«Para la eliminación total de la lepra es necesaria la presencia de personas especializadas para efectuar los necesarios exámenes bacteriológicos y el oportuno diagnóstico clínico que encuentre la bacteria al inicio de su presencia en un cuerpo», explica.

Para alcanzar este objetivo, el cardenal Barragán pide la solidaridad fraterna «de toda la comunidad eclesial y de quienes tienen respeto por la vida y los derechos inalienables de todo ser humano».

La misiva concluye invitando a los cristianos a dar las gracias a los misioneros y voluntarios que, «con fe inquebrantable, siguen testimoniando que en el cuerpo de un hermano desfigurado por la enfermedad de Hansen está presente el mismo Cristo que sufre».

En el año 2003 la Iglesia dirigía 656 leproserías, mientras que en el año 2002 serían 678, una prueba más del retroceso de la enfermedad.

En Asia hay 327 centros de estas características, en África 254, en el continente americano 69, en Europa 4, y en Oceanía 2.

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ZENIT Staff

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