Sri Lanka: La ayuda «post-tsunami» del gobierno podría perjudicar a pescadores e Iglesia

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Por la inadecuada reubicación de las viviendas de la comunidad pesquera

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COLOMBO, lunes, 31 enero 2005 (ZENIT.org).- Tras el maremoto del 26 de diciembre, la iniciativa estatal de reconstruir las viviendas a 100-200 metros de la costa podría crear serías dificultades a la comunidad pesquera de Sri Lanka y a la Iglesia local.

Los pescadores constituyen el sector más afectado por el «tsunami» que golpeó varios países del sur y sudeste asiático y África, pues han perdido sus casas y medios de subsistencia. Indonesia, Sri Lanka, la India y Tailandia son los países que han sufrido en mayor proporción el impacto del fenómeno natural.

En Sri Lanka, la medida de las autoridades de alejar las casas de las costas «ha suscitado las protestas de los pescadores, acostumbrados a trabajar en la playa. A su favor se han alineado también la Iglesia y la oposición política porque la decisión haría más difícil el trabajo de esta gente», denunció el padre Sunil de Silva, secretario del arzobispo de Colombo, monseñor Oswald Gomis –cita «Asianews»–.

Se trata de una decisión que ya había apuntado el prelado en una entrevista concedida a Zenit (Cf. 13 enero 2005), en la que explicó el trabajo que está desplegando la Iglesia en ayuda de las víctimas también a largo plazo.

La citada restricción del gobierno también «dispersaría la comunidad de fieles (un tercio de los pescadores es católico), disminuyendo así la influencia de la Iglesia en la sociedad», añade el padre de Silva a la agencia del PIME especializada en Asia.

Activistas de los derechos humanos hace tiempo que han denunciado que los planes estatales de reconstrucción no tienen presentes las necesidades de las personas a las que se dirigen.

El sacerdote comenta que las autoridades han previsto la construcción de bloques de cuatro pisos, pero esto «no es lo que ha pedido la gente»; «no creo que el gobierno esté ignorando las necesidades de los supervivientes –puntualiza–, pero es tiempo de que [éste] y la gente lleguen a un consenso».

De todas formas, «el gobierno no ha empezado aún la reconstrucción –lamenta el padre de Silva–; la gente espera y espera, consciente de que se requerirá tiempo. La población ha hecho todo lo que podía, ahora le toca a las autoridades».

Entretanto la Iglesia sigue adelante con sus programas de ayuda: son reparadas y construidas viviendas y en algunas zonas la gente ha vuelto a casa. De acuerdo con el sacerdote del arzobispado de Colombo ahora las prioridades son asistir a los pescadores y reconstruir las escuelas.

Un mes después de la tragedia la solidaridad es aun «fuerte» entre los supervivientes, más allá de etnia o religión, y las ayudas reunidas por la Iglesia se están enviando en estos momentos al este, donde hay más necesidad, confirma el padre de Silva.

«Cáritas Sri Lanka» y otras instituciones de la Iglesia católica que trabajan con los damnificados del maremoto han decidido crear en cada diócesis de las zonas afectadas un equipo de expertos encargado de la coordinación de los planes post-emergencia y reconstrucción que han comenzado a ponerse en marcha.

«Cáritas» responde así –explica el organismo en un comunicado enviado a Zenit el viernes pasado– a la petición formulada a los organismos humanitarios de la Iglesia por el presidente de la Conferencia Episcopal del país, por monseñor Vianney Fernando, durante una reciente reunión celebrada en Colombo para analizar la marcha de la emergencia.

En esta reunión participaron el director de la «Cáritas» local, Damián Fernando, el nuncio apostólico –monseñor Mario Zenari– y expertos de varias «Cáritas» de la red internacional del organismo católico de ayuda.

Más de 30.000 muertos, 5.500 desaparecidos, 80.000 casas totalmente destruidas y otras 40.000 seriamente dañadas, y alrededor de un millón de personas afectadas, asentadas en 370 campos de acogida temporal, son las cifras que ha dejado el maremoto sólo en Sri Lanka, según se pudo constatar en la reunión.

En el país, de una población de casi 20 millones de habitantes el 70% es budista, el 15% hinduista, el 8% cristiana (de ésta, el 6,7% es católica) y el 7% es musulmana.

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ZENIT Staff

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