BRASILIA, viernes, 16 diciembre 2005 (ZENIT.org).- Como una afirmación calumniosa y carente de todo fundamento, califica el presidente de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, el cardenal Geraldo Majella Agnello, arzobispo de San Salvador de Bahía, la información difundida por la revista «ISTOÉ» que señalaba que 1.700 sacerdotes de ese país están comprometidos en abusos sexuales.
El reportaje fue recogido en forma destacada por importantes medios de comunicación de todo el mundo.
«Esta gravísima afirmación que se publica como algo seguro es una afirmación calumniosa además de que carece de todo fundamento», afirma el purpurado.
«¿Será que la revista y/o el autor del reportaje desconoce lo que es un “crimen sexual”, y que es una figura jurídica prevista en el Código Penal? Afirmar en una revista como "ISTOÉ" que el 10 % del clero católico de Brasil está comprometido en “crímenes sexuales”, sin una debida comprobación, constituye un delito establecido en las leyes del país», señala el cardenal en carta dirigida al director de la revista.
«En nombre de los obispos y presbíteros de la Iglesia de Brasil --agrega-- solicito a la dirección de su revista que revise estas afirmaciones, sus fuentes, así como la calidad y responsabilidad de esas mismas informaciones. Sí esto no puede hacerse --lo que estoy seguro será el caso--, que lo desmienta públicamente, pues de lo contrario esta mentira pasará a ser indefinidamente repetida por los medios de comunicación y creída por todo el pueblo, trayendo un enorme perjuicio a los miles de sacerdotes que de punta a punta del país, prestan un inestimable servicio religioso y social al pueblo de Brasil».
* * *
Publicamos a continuación el texto completo de la carta que el Presidente Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB) ha dirigido al director de la revista ISTOÉ.
Brasilia, 7 de diciembre de 2005
Protocolo. Nº 0896/05
Apreciado Sr. Director
de la revista “ISTOÉ”
Señor Director:
Como Presidente de CNBB y en nombre también de la Comisión Nacional de Presbíteros (CNP), es mi deber rectificar algunas informaciones que carecen de fundamento publicadas por su revista en la edición del 16 de noviembre de 2005, ( Nº 1883, páginas 32 a 38) bajo el título de “Confesiones Obscenas”. Solicito que “ISTOÉ” publique, con la debida notoriedad, según lo prescrito por la ley, las aclaraciones que procedo a realizar.
1. Comienzo con unas observaciones preliminares, para situar el contexto del problema. La CNBB lamenta profundamente los hechos documentados que están contenidos en el citado reportaje. De manera alguna la CNBB puede estar de acuerdo con tales escándalos. Estos son del todo incompatibles con lo que la Iglesia propone y exige a sus presbíteros. Tal como la opinión pública, toda la Iglesia Católica lamenta profundamente que episodios vergonzosos como éstos puedan acontecer en el Clero. De manera especial, nos preocupan las consecuencias nefastas que los comportamientos de este tipo pueden provocar en víctimas inocentes.
No obstante, la CNBB no puede dejar de afirmar que la inmensa mayoría de sus presbíteros cumple celosa y santamente con sus deberes ministeriales, prestando un inestimable servicio a millones de brasileños. La honra y el nombre de estos presbíteros deben ser defendidos contra afirmaciones e insinuaciones irresponsables como las que, en parte, han sido diseminadas por “ISTOÉ”. El silencio de las autoridades eclesiásticas, ante estos datos y noticias, podrían hacer parecer que éstos fuesen verdaderos, lo que no es el caso en absoluto.
Los Obispos y Presbíteros de Brasil irían contra los principios elementales de la ética y de la justicia si tratasen de esconder la verdad de tales hechos. Ellos saben que, como dice Jesús: sólo la verdad nos hará libres. Tanto es así que, en fecha reciente, la CNBB y CNP encomendaron y financiaron dos investigaciones especializadas sobre el perfil y el comportamiento de los presbíteros en Brasil. El objetivo de estas investigaciones era conocer con objetividad los problemas de los sacerdotes para mejor ayudarlos a vivir dignamente la noble misión religiosa que les ha sido confiada. Ambas encuestas fueron publicadas en dos libros, al contrario de lo que se afirma en su revista. Cualquiera persona puede adquirir estas publicaciones en las buenas librerías o incluso en internet. Nosotros actuamos en forma opuesta a lo que da a entender “ISTOÉ” cuando transcribe en un recuadro lo que se titula, el “Decálogo universal de la impunidad” (página 35). Existe una normativa en materia de delicta graviara cometidos “contra menores”, para los cuales se prevee una severa aplicación del Derecho Canónico, sugiriendo también los caminos para la enmienda del reo, la reparación del escándalo y la restitución de la justicia. Además de la tutela del derecho, la Iglesia está muy empeñada en la prevención de estos hechos tratando de encontrar la mejor formación para que los futuros sacerdotes puedan alcanzar la madurez afectiva y la paternidad espiritual que son los fundamentos para el celibato eclesiástico (“Instrucción sobre los criterios del discernimiento vocacional acerca de las personas con tendencias homosexuales y de su admisión en los Seminarios y a las ordenes sagradas”, Congregación para la Educación Católica del 04.11.2004). Los Obispos de Brasil son muy concientes de sus responsabilidades en esta materia. Tratándose de procesos civiles, nuestro interés y nuestro esfuerzo están orientados hacia una transparencia procesal que garantice el bien y los derechos de las víctimas y de sus comunidades, que son las primeras perjudicadas, y que responda con la debida justicia a la opinión pública, justamente indignada.
En este contexto, es oportuno recordar que las editoriales y las revistas católicas ya han publicado varios estudios relativos a la sexualidad de los presbíteros explicitando las líneas de conducta asumidas por la Iglesia para cohibir los comportamientos chocantes y enteramente inaceptables en ministros de la Iglesia. Como ejemplo cito a Ud. el libro de Gino Nasini sobre el abuso sexual en el clero de Brasil. Nasini es un celoso sacerdote católico. Su libro “Una espina en la carne” (mala conducta y abuso sexual por parte de clérigo en la Iglesia Católica de Brasil), publicado por Editora Santuario, constituye su tesis de doctorado, y puede igualmente ser adquirido por cualquier persona.
Como pastores consideramos nuestro deber instaurar los procedimientos que inhiban el mal, castiguen a los culpables y también que puedan dar asistencia médica, espiritual y terapéutica a aquellos que, lleguen a cometer “crímenes”- y/o abusos sexuales que no son raros en caso de problemas psiquiátricos y trastornos neuróticos. Como cualquier persona de buen sentido lo sabe; no siempre, dolorosamente, es posible evitar que aparezcan esporádicamente estos casos que, gracias a Dios, son pocos.
2. A continuación quisiera destacar los puntos esenciales de esta carta. Son tres los puntos que requieren ser esclarecidos.
a) Me refiero en primer lugar, a la absurda e irresponsable afirmación que hace la revista, en la portada del Nº 1883, sobre una supuesta investigación del Vaticano que estaría demostrando que “en Brasil hay cerca de 1.700 religiosos comprometidos en “crímenes sexuales”. Esta gravísima afirmación que se publica como algo seguro es una afirmación calumniosa además de que carece de toda base. ¿Será que la revista y/o el autor del reportaje desconoce lo que es un “crimen sexual”, y que es una figura jurídica prevista en el Código Penal? Afirmar en una revista como “ISTOÉ” que el 10 % del clero católico de Brasil está comprometido en “crímenes sexuales”, sin una debida comprobación, constituye un delito establecido en las leyes del país. En nombre de los Obispos y Presbíter os de la Iglesia de Brasil, solicito a la dirección de su revista que revise estas afirmaciones, sus fuentes, así como la calidad y responsabilidad de esas mismas informaciones. Sí esto no puede hacerse – lo que estoy seguro será el caso-, que lo desmienta públicamente, pues de lo contrario esta mentira pasará a ser indefinidamente repetida por los medios de comunicación y creída por todo el pueblo, trayendo un enorme perjuicio a los miles de sacerdotes que de punta a punta del país, prestan un inestimable servicio religioso y social al pueblo de Brasil.
b) Afirmo también, con pleno conocimiento de causa, que no existe y que jamás ha existido una investigación conducida por el Vaticano sobre los abusos sexuales en el clero brasileño. Sólo quien desconoce los procedimientos de Iglesia podría afirmar tal cosa. Está atribución es de responsabilidad de la CNBB y ella tendría que haberla realizado.
c) Finalmente, recuerdo a “ISTOÉ” que, si consultase a cualquier Instituto de Investigaciones, la redacción de la revista sabría que sólo una investigación metodológicamente bien conducida podría llegar con seguridad a las cifras que se han propagado en este reportaje. Ellas son falsas. Supongo también que estando mal informada, la revista se esté refiriendo a los datos entregados por la investigación del CERIS, encomendada por nosotros en la CNBB y que originalmente pretendía llegar a una muestra estratificada de cerca de 1.700 sacerdotes (de 1.831 para ser exactos como se lee en el libro). Ese número no se pudo lograr con exactitud debido a las dificultades metodológicas que presentan los estudios a nivel nacional que son conducidos con rigor científico. Quiero subrayar que en la citada investigación no existen datos sobre “crímenes sexuales”, y menos aún, sobre la pedofilia que es un crimen que, como se sabe, difícilmente se deja conocer. En ese estudio los interesados podrán enterarse de los pocos datos seguros que tenemos sobre algunos aspectos de la sexualidad del clero. Como dije más adelante, estos estudios fueron hechos públicos por iniciativa y a costa de la propia CNBB y de CNP.
En la certeza de que la Revista “ISTOÉ”, conciente de su importante papel en la formación de la conciencia pública, dará debida atención y publicará esta carta.
Saluda respetuosamente a Ud.
Cardenal Geraldo Majella Agnello
Arzobispo de San Salvador de Bahía
Presidente de CNBB
[Traducción hecha por el Departamento de Opinión Pública del Arzobispado de Santiago de Chile] .