CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 19 diciembre 2005 (ZENIT.org).- Es necesario comprender y celebrar mejor la Eucaristía, considera uno de los liturgistas más reconocidos en Roma. Para ello es necesario descubrir qué es «El anillo de la esposa».
Este es título del libro de monseñor Crispino Valenziano –«El anillo de la esposa. Mistagogia eucarística» («L’annello della sposa. Mistagogia eucaristica»)–, presentado el pasado 14 de diciembre en el Instituto Pontificio de San Anselmo en Roma.
Según el profesor Valenziano, consultor de la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, es necesaria una iniciación de los bautizados en el misterio de la Eucaristía, algo que los primeros cristianos llamaban «mistagogia».
«La mistagogia eucarística comprende tres momentos enlazados que son como tres anillos: el introito, el ofertorio y la comunión. Los tres círculos contienen dos gemas la Palabra y la Anáfora eucarística», explicó.
El «anillo de la esposa» es, por tanto, una manera de hablar de esos tres momentos del rito eucarístico.
En la introducción a la presentación del volumen, el presidente del Instituto Pontificio Litúrgico, Juan Javier Flores, osb, insistió en la visión de la teología que presenta el profesor Valenziano y que corresponde a la «teología como vía de la belleza».
Para el padre Flores, el estudio de monseñor Valenziano permite descubrir la celebración litúrgica como «transfiguración de un Misterio que es Belleza de Dios para los hombres y belleza de los hombres para Dios que en ellos revela el Misterio».
El libro de monseñor Valenziano está editado por el Centro Liturgico Vincenziano (clv@cmroma.it).
Comienza con la estética de la Eucaristía y termina con una explicación de la bendición final en el rito eucarístico.
En su presentación, el obispo y teólogo Rino Fisichella, rector de la Universidad Pontificia Lateranense de Roma, insistió en la capacidad del profesor Valenziano para «hacer saborear al lector las maravillas de la liturgia».
«Al leer el libro se percibe la pasión que siente por lo que escribe, y una vida al servicio del misterio celebrado», subrayó monseñor Fisichella.
La presentación concluyó con unas vísperas en la iglesia de San Anselmo presididas por el arzobispo Piero Marini, maestro de las ceremonias pontificias, quien explicó cómo «la vida del creyentes es un tiempo de espera».
«Cada celebración litúrgica comporta la venida de la presencia del Señor», recordó.