BELÉN, domingo, 25 diciembre 2005 (ZENIT.org).- Después de cinco años de Intifada, Belén ha vivido su primera Navidad con una afluencia multitudinaria de peregrinos procedentes de los diferentes continentes.
Unas treinta mil personas, diez mil más que el año pasado, han llegado para recordar el nacimiento de Jesús. Estos números, sin embargo, son todavía bajos, comparados a los de los años noventa, cuando se superaban los cien mil peregrinos.
En la misa del Gallo, en la Nochebuena, que contó con la participación del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, el patriarca latino de Jerusalén, Su Beatitud Michel Sabbah, se hizo eco del mensaje de paz que lanza la Navidad.
«Paz a todos, a pesar de todas las diferencias, nacionales o religiosas», exclamó en la homilía de la celebración eucarística que fue transmitida por la televisión palestina.
Navidad, dijo, «nos vuelve a decir que cada hombre es precioso a los ojos de Dios su Creador y que la sangre derramada siempre con tanta facilidad en estos días en esta tierra, la sangre de la persona humana, en los dos campos, clama venganza y ese clamor sube hasta los oídos del Altísimo».
Por primera vez en seis años, los restaurantes y hoteles de Belén se han llenado, una noticia que ha suscitado esperanza entre los cuarenta mil habitantes de la localidad –menos de la mitad cristianos–, que en su mayoría viven de la industria turística.