ROMA, viernes, 3 marzo 2006 (ZENIT.org).- El efecto Benedicto se deja sentir en las relaciones entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa rusa, afirma Jean-François Thierry, director franco-ruso del centro ecuménico cultural de Moscú, llamado la Biblioteca del Espíritu.
Zenit se puso en contacto con Thierry a través del Centro Ruso Ecuménico, en el Borgo Pío, calle situada junto al Vaticano.
«Hace unos años, el diálogo entre los rusos ortodoxos y los católicos era enormemente complicado –declara Thierry a Zenit–. Ahora, tras la elección del Papa Benedicto XVI, hemos visto un enfoque notablemente diverso y un deseo nuevo por las dos partes de trabajar juntos».
«Por parte ortodoxa, hemos observado una apertura e interés diferentes y están continuamente tratando de poner en marcha ideas de proyectos comunes… Siento que el viento ha cambiado y ha traído nuevas posibilidades con él».
Entre las actividades que las Iglesias católica y ortodoxa están estableciendo está una serie de publicaciones en ruso de las más conocidas obras del Santo Padre.
«Ahora estamos preparando la edición del libro del cardenal Joseph Ratzinger “Introducción al Cristianismo” –explica Thierry–. La introducción está siendo escrita por un obispo ortodoxo, algo que hubiera parecido imposible hace sólo unos meses».
Añade: «El libro del Santo Padre nos remonta a nuestras raíces comunes, nuestra fe común en Cristo Jesús, y el reconocimiento del la misión que éste nos dio: evangelizar».
Pero ¿podría haber algo más en este Papa que inspira la relación entre las Iglesias?
Thierry confía a Zenit: «Les gusta precisamente porque no dice necesariamente lo que ellos esperan oír…».
«Los rusos ortodoxos valoran mucho a quien mantiene sus convicciones, y siempre han seguido a este Papa con respeto desde hace tiempo, desde la publicación de su obra Dominus Iesus».
En efecto, como explica este experto en ecumenismo, el apoyo a este Papa ha sido puesto de manifiesto incluso entre los grupos ortodoxos más fundamentalistas de Rusia.
«Tras su elección, la gente expresó una profunda satisfacción, pues él, que es tan “recto” fuera elegido como cabeza de la Iglesia. Parece que lo que desconcertó en el mundo occidental, fue lo que en cambio cautivó en el Este, y esto ahora está abriendo portales a un importante diálogo», concluye.