Con motivo de una visita realizada junto a monseñor Rigoberto Corredor, obispo de Garzón, a Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), el prelado añadió: «Los que pagan el precio de la violencia son siempre los pobres. Por ello, es absolutamente necesario que el Gobierno y la guerrilla dialoguen».

«Y la obligación de la Iglesia es dar esperanzas a los que sufren a causa de los enfrentamientos violentos», afirmó.

En cuanto a la situación que atraviesa la Iglesia colombiana, monseñor Corredor explicó: «En comparación con la creciente descristianización de muchos países europeos y Canadá, Colombia es todavía un país “apostólico”: hay muchos evangelizadores colombianos en el extranjero, principalmente, en Cuba, Bangladesh y numerosos países africanos».

«Además, tanto las vocaciones al sacerdocio como a la vida religiosa están floreciendo el Colombia», reveló el prelado.

Monseñor Ossa resaltó el papel que desempeña la Iglesia en la asistencia pastoral al gran número de emigrantes, sobre todo a las comunidades colombianas de Canadá y Europa.