CHRISTCHURCH, Nueva Zelanda, sábado, 4 marzo 2006 (ZENIT.org).- La reciente publicación de caricaturas mofándose del profeta Mahoma suscitó llamadas a un mayor respeto de las creencias islámicas. Los cristianos se podrían preguntar, con razón, cuándo se les tendrá a ellos también algo de respeto.
Mientras sigue la controversia sobre las caricaturas, un canal de televisión de Nueva Zelanda escogió este momento para mostrar un episodio de «South Park» ridiculizando a la Virgen María y al Papa.
El episodio, «Bloody Mary», de esta serie de dibujos animados tiene escenas que muestran a una estatua sangrante de María, cuya sangre a borbotones cubre al Papa, informaba el 20 de febrero el New Zealand Herald. La idea del canal C4 TV, propiedad de la cadena de medios canadiense CanWest, de emitir el episodio atrajo fuertes protestas de los obispos católicos de Nueva Zelanda.
Los obispos publicaron una carta pastoral, leída en todas las misas del fin de semana. «La forma en que María es presentada en este episodio es burlona, indignante y va más allá de los marcos aceptables de decencia y buen gusto», indicaba la carta. «El papa Benedicto también es insultado en este episodio».
Los obispos indicaron que el año pasado la misma compañía fue responsable de la emisión de la «ofensiva serie ‘Popetown’». La Broadcasting Standards Authority todavía tiene que ocuparse de la queja expresada por los obispos.
En su carta pastoral, los obispos explicaban que escribieron a CanWest hace varias semanas, pidiendo que no emitiera el episodio de «South Park», «debido a la grave ofensa que sería para todos los cristianos, incluyendo a los católicos, y a las personas de otros credos y culturas». También firmaron la carta líderes de las iglesias anglicana y presbiteriana, junto con figuras de las comunidades musulmana y judía. Incluso la primera ministra de de Nueva Zelanda, Helen Clark, una agnóstica declarada, comentó que consideraba el episodio ofensivo.
CanWest respondió a las protestas adelantando la emisión del episodio, del 10 de mayo al 22 de febrero. Según el New Zealand Herald de ese mismo día, la compañía informó de su decisión a la directora de comunicación de la Iglesia Católica, Lyndsay Freer, a la 5 de la tarde del día anterior. Se le pidió algún comentario sobre el tema para las noticias de una hora después en uno de los canales de CanWest.
«Dado que la gran mayoría de los implicados en el debate no habían tenido la oportunidad de ver el episodio, sentimos que es importante dar al público de Nueva Zelanda tal oportunidad», afirmó Rick Friesen, director de operaciones de TVWorks propiedad de CanWest.
La Iglesia ha llamado a un boicot al canal de televisión. Y un artículo del 22 de febrero en el Herald informaba de que Patrick Quinn, propietario de la agencia Max Recruitment, ha retirado su publicidad de CanWest, valorada en 4.300 dólares al mes.
Insultar a Jesús
El caso de Nueva Zelanda está lejos de ser un episodio aislado. El pasado 8 de noviembre el periódico británico Guardian informaba de que un periódico francés había ganado un juicio que le daba el derecho a mostrar una caricatura de Jesús desnudo usando un condón.
Una organización cristiana llevó a los tribunales al diario Liberation tras la impresión de la imagen en abril. Un tribunal de París describió la imagen como «cruda», pero declaró que no contravenía las leyes.
El 19 de febrero, otro periódico británico, el Observer, publicó un comentario de Nick Cohen, titulado «Es tan cobarde atacar a la Iglesia y no ofender al Islam».
Cohen describió su visita a una exposición de arte en el East End de Londres de los artistas Gilbert and George. La exposición se titulaba: «Pinturas Sonofagod: ¿Fue Jesús Heterosexual?». El catálogo describía las obras como «una asalto a las leyes e instituciones de superstición y creencia religiosa».
«No se trata de un asalto valiente a todas las religiones, sino sólo al catolicismo», explicaba Cohen. «Los propietarios de la galería saben que, aunque los católicos se sientan ofendidos, no les harán daño». Y añadía: «Si hicieran lo mismo con el Islam, les caería encima todo el infierno».
Otro caso es el de unos populares pantalones vaqueros suecos, que tienen un logotipo de un cráneo con una cruz vuelta al revés, informaba el 15 de enero el Philadelphia Inquirer.
«Es una declaración activa contra el cristianismo», explicaba Bjorn Atldax, el diseñador de los vaqueros. «Yo no soy satanista, pero tengo una gran aversión por la religión organizada». Altdax afirmó que quiere hacer que los jóvenes cuestionen el cristianismo, que él llama una «fuerza del mal» que ha esparcido guerras a lo largo de la historia.
Los pantalones han llegado a Europa y Australia, y hay planes de introducirlos en Estados Unidos y en otras partes, afirmaba el Inquirer. Cerca de 200.000 se han vendido desde marzo de 2004.
Abundan las parodias
En Estados Unidos también abundan los ataques al cristianismo. Entre los ejemplos observados el 15 de febrero por el Washington Post están: la última portada de la revista «Rolling Stone», en la que aparece el rapero Kanye West con la corona de espinas de Cristo; el corto de «The Spirit of Christmas» de «South Park», presentando una obscena pelea a puñetazos entre Cristo y Santa Claus; un programa de radio del humorista J. Anthony Brown y sus «dichos bíblicos» de la Última Cena, en la que los discípulos hacen chistes indignantes.
El periódico también recordó la controversia de 1999 cuando el alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, intentó cerrar un museo por presentar un cuadro de la Virgen María cubierta con estiércol de elefante.
Y, al mismo tiempo que se ridiculiza al cristianismo, los creyentes se enfrentan a obstáculos a la hora de proclamar su propia fe. Un caso reciente es la sentencia sobre las imágenes de Navidad en los colegios públicos de Nueva York.
El Tribunal de Apelación del Segundo Circuito de Estados Unidos dictaminó que es constitucional que los colegios prohíban imágenes de la navidad cristianas durante las Navidades, mientras que pueden permitir las imágenes de las menorah judía y de la estrella y la luna islámicas durante el Hannukah y el Ramadán. El Centro Jurídico Tomás Moro informó sobre la sentencia en una nota de prensa el 3 de febrero.
Las autoridades de la ciudad defendieron esta político afirmando que la menorah y la estrella y la luna eran permitidos porque se trataba de símbolos «seculares», mientras que el belén tenía que excluirse porque era «puramente religioso». El tribunal juzgó este argumento como falaz, indicado que esta política «cambia el carácter» de los símbolos. No obstante, apoyó la prohibición del belén.
Abundan los ejemplos. En Gran Bretaña, un crematorio gestionado por un ayuntamiento quitó la cruz de madera de su capilla, por miedo a ofender a los no cristianos, informó el pasado 9 de junio el Times. El ayuntamiento de Torbay en Devon anunció también que la capilla sería conocida en el futuro como sala de ceremonias.
Un vicario anglicano local, Anthony Macey, observó que la cruz había estado en la capilla durante 50 años. Y el padre Paul Connor, el sacerdote católico de Brixham, afirmó: «Si la cruz ofende a la gente pueden cubrirla. ¿Qué ocurre con los cristianos ofendidos porque se haya quitado?».
Respetar las creencias
La constitución pastoral «Gaudium et Spes» del Concilio Vaticano II tocó la cuestión de la cultura contemporánea y la libertad. La cultura, dice en el número 59, «tiene siempre necesidad de una justa libertad para desarrollarse». Tiene, por tanto, «una cierta inviolabilidad», que, no obstante, no es absoluta. Está limitada por el bien común y los derechos de los individuos y
de la comunidad, afirmaba el documento.
Y refiriéndose a estas limitaciones, Benedicto XVI comentaba la importancia de respetar las creencias religiosas, durante su discurso el 20 de febrero al nuevo embajador de Marruecos ante la Santa Sede. «Es necesario y urgente que se respeten las religiones y sus símbolos», afirmaba el Papa.
Añadió que esto implica «que los creyentes no sean objeto de provocaciones que ofenden su práctica y sus sentimientos religiosos». Un principio válido para todas las religiones, incluido el cristianismo.