Se trata de un «gesto significativo de solidaridad» hacia todas las personas que viven de esta industria y que ahora se encuentran en una crisis profunda a causa de la gripe aviar.
En un mensaje leído en las misas del sábado y del domingo de su diócesis, monseñor Breton recuerda que tanto las autoridades gubernamentales como los expertos «no dejan de afirmar: el consumo de volátiles no tiene ningún riesgo para la salud de la población».
«A pesar de esto, el consumo experimenta un bajón sensible», afirma haciéndose portavoz de las personas que viven de esta producción avícola y que ahora afrontan «serias dificultades financieras: algunos tienen miedo de perder su trabajo en breve tiempo».
El obispo pide a los católicos de su diócesis que «conserven sus costumbre alimenticias tradicionales y que coman este tipo de volátiles, en particular en la Cuaresma 2006 que acaba de comenzar».
Este gesto de solidaridad no sustituye a la abstinencia de carne del viernes propuesta por la Iglesia o al ayuno exigido para el Viernes Santo.