«Cuando solicité un visado para poder trabajar, el embajador me dijo: «Mauritania es una república islámica, pero no una república islamista. Por tanto, un obispo católico es bienvenido»», revela monseñor Martín Happe, M. Afr., obispo de Nuakchot, al visitar la sede central de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN).
«Y, ciertamente, a la Iglesia no se le ponen cortapisas a su compromiso social con la educación y la sanidad», añade.
Según el prelado, «en un país como Mauritania, donde el Islam es prácticamente lo único que comparten los diferentes grupos étnicos, católicos y musulmanes deben aceptar y respetar sus respectivas diferencias».
Según el obispo Happe, 4.500 de los tes millones de habitantes son católicos. «Actualmente, 12 sacerdotes y 40 religiosas asisten a los creyentes, y casi todos son extranjeros», señaló.
En cuanto a la presión que ejercen los extremistas musulmanes en el país, monseñor Happe confesó: «Mi esperanza es que Mauritania nunca llegue a convertirse en una república islamista».
La diócesis de Nuakchot fue erigida en 1965, cinco años después de que el país se independizara de Francia.