BAGDAD/KIRKUK, miércoles, 23 agosto 2006 (ZENIT.org).- Conmoción y terror ha sembrado en la comunidad cristiana de Irak el secuestro, hace ya más de una semana, de un sacerdote caldeo a punta de pistola en Bagdad.
El pasado 15 de agosto el vehículo del padre Saad Syrop Hanna -de 34 años- fue detenido por tres hombres armados con las caras ocultas cuando éste regresaba a su casa después de celebrar la Misa en la iglesia de St. Jacob en Bagdad -distrito de Al Dora-.
Con el transcurso del tiempo crecen las preocupaciones por su seguridad, apunta la Obra de Derecho Pontificio «Ayuda a la Iglesia Necesitada» (AIN).
Expresando su cercanía con el sufrimiento de las víctimas iraquíes, el domingo pasado Benedicto XVI pidió a los secuestradores la liberación del sacerdote caldeo (Zenit, 20 agosto 2006).
La semana pasada el patriarca de Babilonia de los Caldeos, Su Beatitud Emmanuel III Delly, mantuvo un encuentro con el primer ministro de Irak para tratar de encontrar caminos para la liberación del padre Syrop (Zenit, 18 agosto 2006)
Por su parte el arzobispo de Kirkuk –en el noreste irakí-, monseñor Louis Sako, ha lanzado un llamamiento en televisión clamando por la liberación del sacerdote, y posteriormente, en una entrevista concedida a AIN, comentó la conmoción que ha provocado el suceso en la comunidad cristiana.
«Los cristianos están viviendo con pánico y les aterroriza que haya más ataques contra sus sacerdotes y sus iglesias», confirmó el prelado a AIN, según ésta difundió el martes.
Y es que «cuando un sacerdote es secuestrado, la comunidad cristiana se lo toma muy en serio, por la gran importancia que él tiene como signo religioso», subrayó.
De acuerdo con el arzobispo Sako, los secuestradores han pedido un millón de dólares estadounidenses por la liberación del padre Syrop, y hace pocos días telefonearon a Su Beatitud Emmanuel III Delly informándole de que retenían al sacerdote.
Los amigos y personas cercanas al sacerdote han elogiado su determinación de atender al pueblo de éste lo más posible durante la presente crisis.
«Ayuda a la Iglesia Necesitada» había acordado «apadrinar» al párroco secuestrado en la realización de un doctorado en Filosofía en Roma el próximo otoño.
Recuerda la Asociación Internacional que este último secuestro ha ocurrido en medio de un repentino deterioro de la vida de los cristianos en Irak –han sido asesinados recientemente algunos laicos-. Dos semanas atrás fue secuestrado otro sacerdote caldeo, el padre Raad Washan, si bien fue liberado a los dos días.
Y el arzobispo Sako informa de la amenaza a las vidas de otros sacerdotes.
El sábado pasado la participación en Misa en la capital iraquí fue muy baja tras las 48 horas de toque de queda impuesto por el temor a un incremento de violencia ligada a una peregrinación chií.
El arzobispo Sako describe Bagdad como «una cárcel» de la que la gente está desesperada por huir.
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