CASTEL GANDOLFO, domingo, 1 octubre 2006 (ZENIT.org).- Consciente de la tragedia diaria que afronta su población, Benedicto XVI ha expresado el deseo de que no desaparezcan los vínculos de fraternidad entre cristianos y musulmanes, «hijos de la misma tierra» de Irak.
Este domingo, al concluir el rezo del Ángelus ante miles de fieles y peregrinos en Castel Gandolfo, el Papa reconoció la alegría que había experimentado la víspera al recibir a Su Beatitud Emmanuel III Delly.
El Patriarca de Babilonia de los Caldeos «me ha referido la trágica realidad que debe afrontar diariamente la querida población de Irak, donde cristianos y musulmanes viven juntos desde hace catorce siglos como hijos de la misma tierra», expresó Benedicto XVI.
«Deseo que no disminuyan entre ellos estos vínculos de fraternidad -añadió-, mientras, con los sentimientos de mi espiritual cercanía, invito a todos a que se unan a mí para pedir a Dios Omnipotente el don de la paz y de la concordia en ese martirizado país».
La comunidad católica caldea es la mayor comunidad cristiana en Irak.