Esta es la propuesta que el obispo de Roma presentó a los obispos de Chad con quienes se encontró el 23 de septiembre al concluir su quinquenal visita «ad limina apostolorum».
De los casi diez millones de habitantes de ese país africano, el 51% son musulmanes, el 35% cristianos (de los cuales el 10% católicos), el 7% son animistas, mientras que el 7% pertenece a otras religiones.
«Me alegro de saber que en vuestro país las relaciones entre cristianos y musulmanes son generalmente buenas, gracias en particular a la búsqueda de un mejor conocimiento mutuo», reconoció el pontífice en el discurso que les dirigió en francés.
«Os aliento por tanto a seguir colaborando en un espíritu de diálogo sincero y de respeto recíproco, para ayudar a cada quien a llevar una vida conforme a la dignidad recibida de Dios, con la preocupación de una auténtica solidaridad y de un desarrollo armonioso de la sociedad».
«La consolidación de la fraternidad entre las diferentes comunidades que componen la nación es un objetivo que exige el compromiso de todos para que el país quede al reparo de enfrentamientos que podrían acarrear nuevas violencias», afirmó en un país que vive con la amenaza de la guerra interna y que mantiene relaciones difíciles con Sudán a causa de la guerra en Darfur.
«El reconocimiento de la dignidad de cada quien, de la identidad de cada grupo humano y religioso, y de su libertad para practicar su religión forma parte de los valores comunes de paz y de justicia que tienen que ser promovidos por todos y en los que los responsables de la sociedad civil tienen un papel importante que desempeñar», afirmó el sucesor de Pedro.
En un país que vive sobre todo de la agricultura de subsistencia, el Papa animó a los católicos a promover la «acción caritativa» como «manifestación del amor al prójimo, arraigado en el amor a Dios».
«El amor es el servicio que presta la Iglesia para atender constantemente los sufrimientos y las necesidades, incluso materiales, de los hombres», concluyó.
Según explicó al Papa en el encuentro monseñor Jean-Claude Bouchard OMI, presidente de la Conferencia Episcopal de Chad, obispo de Pala, la relación entre musulmanes y cristianos en Chad es «paradójica».
El país, por una parte, se reconoce como Estado laico; por otra, se da «la progresión del islam en la administración, en el comercio, en la política y en el número de mezquitas que se construyen, incluso en pueblos en los que no hay musulmanes».
«Se ejercen presiones para la conversión al islam, en especial sobre los jefes de aldea y de cantón, y sobre algunos jóvenes por parte de algunos tutores», denunció.
«En una situación así –reconoció–, las relaciones entre cristianos y musulmanes se limitan a relaciones de buena vecindad o profesionales, a ir a la misma escuela o centros culturales, a intercambios, sin auténtico diálogo, cuando hay conferencias y grupos de reflexión».