Ante la catalogación de la eutanasia como un acto médico, la Asociación de médicos cristianos considera que «esta actuación queda fuera del abasto de la profesión» y afirma que la finalidad del médico es la curación o la mejora del enfermo.
También advierte que la aceptación del primer caso de eutanasia «producirá una cascada en la que entrarán los discapacitados, los dementes, los ancianos,…», añade en el comunicado del que se ha hecho eco la agencia Veritas.
«Cuando lo que ha estado prohibido se permite y se practica –advierte–, se va considerando cada vez más normal, sobre todo si tiene ventajas económicas públicas y privadas y es defendido por algunas corrientes ideológicas».
Para la Asociación, la despenalización de la eutanasia comporta una «decadencia ética», que va desde la presentación de la eutanasia como un tratamiento aplicable sólo a situaciones extremas con un control estricto de la ley, a la generalización de su aplicación en los enfermos que encajen la ley, en la que la eutanasia involuntaria se convertirá en una obligación para los que acepten la voluntaria.
Garcia-Fària destaca que la dignidad de la persona tiene siempre un «valor intrínseco absoluto» y destaca la obligación de defenderla.
«No es la sociedad la que debe definir cuáles son las características que otorgan la dignidad a la persona», señala. «¿Quiénes serán los que tendrán “poca calidad de vida” y se les podrá eutanasiar?», se pregunta.