POR LA VIDA, LA LIBERTAD Y LA FELICIDAD



Los Obispos del Ecuador denunciamos con toda energía el intento de sobreponer un mandato Estatal a la protección de la vida, a los derechos de los padres de educar a sus hijos según sus propias convicciones y a la conciencia de los médicos y de sus ayudantes y los servicios de salud pública y privada a interrumpir el embarazo.

El aborto
La protección de la vida en todas sus etapas, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural, es una obligación que todos compartimos, juntos autoridades y ciudadanos.

No podemos, por tanto, negociar en medida alguna con los que, llevados de una tendencia asesina, se encuentran empeñados en propugnar la difusión de los abortos. Llamamos urgentemente la atención sobre el artículo 30, aprobado por el H. Congreso Nacional en la discusión de la ley orgánica sobre la salud. Allí se obliga a 'los servicios de salud pública y privada' a 'interrumpir el embarazo' (o sea, abortar), en algunos casos. En efecto, sea cual fuere la circunstancia invocada, provocar un aborto equivale a eliminar la vida de un inocente, vida distinta de su padre y de su madre desde el momento de la concepción.

La contracepción de emergencia
En varios artículos (32, 59 bis), se establece, siempre con prepotente obligatoriedad sobre convicciones ajenas, la prestación de fármacos aptos para la 'contracepción de emergencia'. En efecto con la obligación de entregar la pastilla del día después se trata de implementar un fármaco que no cura nada, sino que es brutalmente anticonceptivo.

La educación sexual
El artículo 28 aprobado por el H. Congreso Nacional señala que las autoridades de educación y de salud junto con otros organismos competentes (que no se detallan), elaborarán 'políticas y programas educativos, de implementación obligada en los establecimientos de educación a nivel nacional'. De nuevo se pretende pasar por encima de los derechos de los padres a educar a sus hijos según sus propias convicciones, y se orillan hacia la insignificancia a millares de educadores.

Entendemos que es conveniente impartir a los jóvenes una educación para el amor, también en su componente sexual. Pero se advierte que los programas oficialmente puestos en marcha en plan experimental, parten de presupuestos dañinos y equivocados. Van efectivamente contra la ley natural y divina los pecados de la fornicación y la promiscuidad sexual, la carencia de orientación de los jóvenes hacia un amor que signifique entrega y fidelidad, no simplemente un uso de la pareja sin hondura de compromiso.

La felicidad en una familia es muy difícil de alcanzar para los jóvenes que quedaron sicológicamente marcados por experiencias eróticas prematuras, excesivas, irresponsables. Los embarazos juveniles, cuyas cifras se han exagerado sin vergüenza, tienden a aumentar en número cuando los jóvenes son aleccionados solamente sobre la mecánica del sexo, sin un contexto antropológicamente certero. No digamos cuando se difunde la idea de que toda búsqueda de placer sexual es saludable y debe ser promovida, no reprimida (como dicen) ni disciplinada.

No podemos callar
Los Obispos no tratamos de sostener una posición de orden religioso. Iluminados en la fe, deseamos promover una conciencia de respeto a la vida y a la libertad, un camino de felicidad.

Convocamos a todos los católicos y a todas las personas de buena voluntad y natural buen sentido, a participar activamente en la resistencia a estas leyes injustas e anticonstitucionales así como también a participar en las marchas que los movimientos pro-vida han organizado en estos días y rogamos al Señor porque se haga la luz en las conciencias para no ser arrastrados hacia el abismo de una sociedad aún más injusta y cruel.

SECRETARIA GENERAL DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ECUATORIANA