SANTIAGO DE CHILE, martes, 24 octubre 2006 (ZENIT.org).- Está cobrando fuerza la iniciativa de hace seis años de un grupo de laicos chilenos, orientada a convertir las costumbres de la noche de brujas -marcadas por el susto y el chantaje- en una fiesta de alegría y esperanza volviendo al sentido original de «Halloween», la víspera de la festividad de Todos los Santos, que la Iglesia celebra el 1 de noviembre.
La idea, del profesor José Miguel Carafí, gana terreno en familias, parroquias y comunidades, y de un modo especial en los colegios, según se hace eco la Conferencia Episcopal de Chile (http://www.iglesia.cl/).
Así, en la «Fiesta blanca de Todos los Santos», la noche del 31 de octubre, muchos niños vestirán disfraces y mostrarán su agradecimiento con entretenimientos a las familias que les regalen dulces.
Para la ocasión ya se han distribuido folletos y sugerencias de actividades a todas las Vicarías de Educación de Chile para que, a su vez, sean puestos a disposición de los establecimientos educacionales, jardines de infancia y parroquias que los soliciten.
En la fiesta se mantienen elementos positivos, como son los disfraces y los dulces para los niños, pero se modifican aquellos que generan rechazo y malas enseñanzas: la muerte y la oscuridad por la alegría y vida, la violencia y el chantaje por el respeto, la paz, y dar algo a cambio en actitud de agradecimiento y de compartir.
De esta manera, lejos de suponer una oposición a «Halloween», se vuelve al sentido original de esta fecha y se celebra así el Día de Todos los Santos.
Y se enseña en valores, a fin de que los niños aprendan que deben dar parte de sí para lograr sus objetivos, que no es correcto amedrentar sino respetar, y que sobre todo deben siempre prevalecer los valores positivos y constructivos como la vida, el amor, la paz, la alegría y la entrega.
En la fiesta los niños se disfrazan de algo positivo y salen a las calles, acompañados de algún adulto o joven responsable, a pedir dulces. Sólo llaman a las casas que muestren algún distintivo de color blanco en sus puertas o rejas, indicando así que aceptan participar de la celebración. No se molesta a las demás.
Para recibir los dulces los niños entregan algo a cambio, que se denomina «gracia», y que puede ser un dibujo, un chiste, una oración, una flor, una tarjeta, etcétera. La frase para pedir dulces es: «Dulces por Gracias».
Más información y propuestas formativas en www.todoslossantos.cl.
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Oct 24, 2006 00:00