ROMA, domingo, 29 octubre 2006 (ZENIT.org).- El Papa Juan Pablo II inspiró la naturaleza y nombre de un gran número de instituciones y organizaciones. Y entre ellas hay una de la que él mismo aprobó las provisiones y los estatutos.
El pasado fin de semana, miembros de la Fundación Juan Pablo II se reunieron en Roma para celebrar su 25º aniversario y discernir su orientación en el futuro.
Su conmemoración se inauguró con una misa en la Basílica de San Pedro y una procesión a la tumba de Juan Pablo II. El grupo se desplazó luego al «Hogar del Peregrino Juan Pablo II» para la bendición especial y descubrir una placa memorial dedicada a su benefactor.
Presidiendo estos actos estuvo uno de los grandes apoyos de la fundación, el cardenal Adam Maida de Detroit.
«Uno de los grandes regalos que esta fundación ofrece -dijo el cardenal polaco-americano-, es llevar adelante este maravilloso intercambio de fe y cultura del que nuestro anterior Santo Padre hablaba, y una manifestación de lo que nuestro actual Santo Padre habla con tanto amor».
En efecto, en su encuentro con el gran grupo de 800 personas en la Sala de las Bendiciones esta semana, Benedicto XVI recordó algunos de los elementos destacados del trabajo de la fundación como inspirados por su «amado predecesor».
El director general de la fundación, padre Stefan Wylezek, dijo que el grupo estaba impresionado por el generoso espacio de tiempo que el Papa les dedicó.
«Fue muy emocionante para nosotros oír la sinceridad del Papa cuando nos felicitó por nuestro trabajo y subrayó la inspiración de Juan Pablo II -declaró a Zenit después-. Creo que él puede ver la presencia del espíritu de nuestro fundador entre aquellos que vienen a compartir las celebraciones del aniversario».
Según este sacerdote, Benedicto XVI escuchó cada informe individual de los 40 presidentes de la fundación de sus diversas secciones en 16 países.
Cada uno enfocó su trabajo como cercano a su comunidad local según los fines de la fundación: estudiar las enseñanzas de Juan Pablo II y educar a la juventud.
Algunas de las mejores historias vienen de la patria de Juan Pablo II. El padre Wylezek, sacerdote diocesano de Wadowice, explicó que actualmente están en marcha programas donde enseñó Juan Pablo II, la Universidad Católica de Lublin, para patrocinar a estudiantes de los países del bloque comunista.
«Tenemos 174 jóvenes de lugares como Rusia, Ucrania, Letonia, etc., estudiando en programas de intercambio subvencionados por nosotros –dijo-. El Papa Juan Pablo II siempre nos decía “enseñar, enseñar, enseñar e invertir en la gente”, que es por lo que nosotros continuamos».
El cardenal Stanislaw Dziwisz reiteró el significado de este concepto en su homilía el pasado domingo, durante la celebración de la misa para los peregrinos. El arzobispo de Cracovia y durante mucho tiempo secretario privado de Juan Pablo II es ahora el presidente de la fundación.
El padre Wylezek contó que el cardenal Dziwisz «consideró la recompensa para el futuro de nuestras naciones que pueden tener intelectuales bien formados para la política del gobierno público como opuesta a los meros intercambios financieros que están más limitados en el aquí y ahora y apenas en este planeta, en vez de más allá, en el cielo».
Halando en la que ha llegado a ser conocida en Roma como iglesia de la Divina Misericordia, en Borgo Santo Spirito, el cardenal Dziwisz aseguró al grupo que ahora, más que nunca, pueden descansar en la ayuda de Juan Pablo II, porque «el trabaja por nosotros desde la casa de nuestro Padre celestial».
Y si algo pudo incrementar el vigor o motivación de esta organización fue el concierto vespertino internacional del domingo en honor del anterior Papa.
El padre Wylezek dijo: «Oir su poesía, escuchar la música, ver imágenes de su vida proyectadas en la pantalla, yuxtapuestas con las de nuestras actividades, hacía brotar las lágrimas y daba más determinación a nuestros corazones para llevar adelante nuestro trabajo y hacerlo conocer lo mejor que podamos».
