SALAMANCA, miércoles, 1 noviembre 2006 (ZENIT.org).- El teólogo Olegario González de Cardedal, uno de los teólogos de lengua española más conocidos en vida, considera que el impacto del discurso de Benedicto XVI en Ratisbona no puede entenderse sin comprender el ambiente actual de tensión.
González de Cardedal, catedrático de la Universidad Pontificia de Salamanca, asegura que las reacciones que tuvieron lugar tras la conferencia magistral del Papa, el 12 de septiembre, no habrían sido posibles «si no hubiera habido una atmósfera previa de tensión entre un Oriente que se siente explotado y un Occidente que se siente desafiado por el Islam».
El teólogo señaló, según recoge Veritas, algunos problemas de fondo, como «el problema de la caída de la natalidad en Europa, que se hace dependiente de la inmigración», la «pérdida de Europa de confianza en los valores religiosos y morales que la han sostenido, basándose ahora en una democracia sólo formal», y «el silencio de la cultura y la sociedad ante estas situaciones, el miedo de la palabra», entre otros.
Puso un ejemplo de «miedo de la palabra», en la conferencia que el teólogo pronunció el 30 de octubre en el paraninfo de la Universidad Pontificia de Salamanca: «en la Europa que clamó por la libertad de expresión cuando el caso de las caricaturas, prácticamente nadie salió en defensa del Papa en un principio».
Los occidentales, dijo, esperan de los musulmanes «un crecimiento en la historicidad de la verdad y de la fe, que diversifiquen los órdenes de la realidad, que reconozcan los derechos, libertades y la dignidad de la persona, que superen la violencia y el terrorismo, y que comuniquen la fe en libertad, sin necesidad de dictaduras».
Por otra parte, el mundo islámico plantea a Occidente asuntos como «la reclamación de la dimensión religiosa de la existencia humana y la presencia pública de Dios, la coherencia de la existencia entera frente a la fragmentación que vivimos en nuestra sociedad, la importancia de la oración en la vida diaria, la reafirmación del ayuno en nuestra sociedad de la saciedad, la aportación a los otros con la limosna, y la vuelta al origen, a lo fundacional, que es lo que significa su peregrinación a La Meca».
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Nov 01, 2006 00:00