SÃO PAULO, martes, 7 noviembre 2006 (ZENIT.org).- El pasado domingo, 5 de noviembre, la Iglesia en Brasil y en el mundo se enriqueció con un beato más. El padre Mariano de la Mata (1905-1983), fue beatificado en la catedral metropolitana de São Paulo, en una ceremonia presidida por el cardenal Saraiva Martins, legado pontificio y prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.

Para profundizar en la vida y obra de este sacerdote que desarrolló su apostolado en Brasil, Zenit ha entrevistado al padre Miguel Lucas, OSA, vicepostulador y responsable en Brasil de la Causa del padre Mariano de la Mata.

--¿Quién fue el padre Mariano de la Mata?

--Padre Miguel Lucas: Un padre agustino español. Nació en 1905, vino a Brasil en 1931 y falleció en 1983 en São Paulo. Era un hombre de caridad para con los pobres. Director espiritual de los Talleres de Caridad de Santa Rita de Casia, que se dedican a confeccionar ropas para los pobres. En la época había alrededor de nueve mil asociadas.

El padre Mariano era el cireneo de los enfermos. Siempre visitaba los cuatro hospitales que existen dentro de la Parroquia de San Agustín, de São Paulo. Le gustaban mucho los niños. Siempre estaba rodeado de ellos y siempre tenía caramelos en el bolsillo para darles.

Era amigo de sus alumnos. De cada alumno hacía un amigo. Amaba la naturaleza. Cuidaba de las plantas como si se tratara de un enfermo. Cultivaba muchas macetas de flores en la terraza del Colegio de San Agustín.

--¿Por qué pensaron en iniciar su proceso de beatificación?

--Padre Miguel Lucas: Desde el día de la muerte del padre Mariano, su fama de santidad se extendió rápidamente. Son muchas las gracias extraordinarias que Dios ha concedido por su intercesión. Cuando, en 1997, mi superior de Brasil y yo fuimos a pedir al cardenal Paulo Evaristo Arns la apertura del proceso de beatificación del padre Mariano, nos respondió: «Este hombre merece ser santo, este sí».

--Usted convivió con el padre Mariano. ¿Se imaginó que llegaría a la gloria de los altares?

--Padre Miguel Lucas: No. En primer lugar, porque no había en Brasil ningún beato o santo. También porque no destacó por grandes obras. Es verdad que todo lo que hacía, lo hacía bien. Practicaba todas las virtudes en grado superior al normal. Siempre se dedicaba a los pobres, a los enfermos y a la oración. Esto nos hacía pensar que la santidad está al alcance de nuestras manos.

--Cuéntenos alguna historia del padre Mariano que recuerde.

--Padre Miguel Lucas: Cuando estaba en la sacristía de la Iglesia de San Agustín, le visitaban los pobres. Colocaba las manos sobre sus hombros, a veces sucios o con heridas, y conversaba con ellos. Siempre les daba algo de dinero.

Sus asiduos visitantes salían de la Iglesia más contentos por el abrazo del padre Mariano que por la calderilla que les daba. En las frías noches de invierno, el padre Mariano descendía con mantas a la plaza del Colegio para abrigar a los pobres que allí dormían.

Otra historia protagonizada por el padre Mariano es que, a pesar de la vista reducida que tenía, todo el día iba en coche por las calles de São Paulo, para visitar las sedes de los Talleres de Caridad de Santa Rita de Casia.

Cuando llegaba tarde a la comida, algún compañero le decía: «Padre Mariano, la comida está terminando». El respondía: «La comida puede esperar pero el enfermo no, muchas veces no espera».

Otra historia: el padre Mariano hablaba maravillosamente sobre los deportistas, como consta en un programa radiofónico que se conserva de él. Él mismo tenía un equipo de fútbol en el Colegio, del que era director, y jugaba con los jóvenes. Incluso existe una fotografía de él con el equipo de fútbol de su Colegio y varios trofeos que su equipo ganó.

Podemos decir también que la Iglesia lo puede invocar como protector de los niños, de los pobres y de los deportistas.

En homenaje al padre Mariano existe una Casa de los Niños, un Centro Juvenil y Profesional.

En sus cartas, el padre Mariano manifiesta su espiritualidad, rica en todas las virtudes, en las que todos nos podemos mirar.

--¿Qué mensaje deja el padre Mariano a la Iglesia de Brasil y del mundo?

--Padre Miguel Lucas: Con su vida y su testimonio, el padre Mariano nos está diciendo que la santidad en la vida cristiana hoy sigue teniendo vigencia y es siempre posible.

Es sobre todo un santo que acredita que la construcción del Reino de Dios se hace también por las calles de la ciudad, en los pequeños actos de cada día.

La vida del padre Mariano nos cuestiona a todos. Es un santo de hoy para la vida de hoy.