Por este motivo, al intervenir el 10 de noviembre ante el Comité de de la Asamblea General de la ONU, el arzobispo Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede, aplaudió la asignación del reciente Premio Nobel de la Paz al profesor Muhammad Yunus y al Grameen Bank, que ofrece microcrédito a los pobres.
«El lazo entre paz y desarrollo es evidente para aquellos que sobre el terreno tienen que soportar las coacciones que pesan sobre los pobres y que saben, a veces por amarga experiencia, que “el desarrollo es el nuevo nombre de la paz”», afirmó, citando una famosa frase de Pablo VI.
El nuncio apostólico recordó que el primer Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, «que subraya el lazo entre pobreza y derechos humanos, se inspira en una reunión de cien mil personas que se celebró en París en 1987 en respuesta a la llamada lanzada por el fallecido padre Joseph Wresinski».
Ese sacerdote católico, en causa de beatificación, fundó el movimiento «ATD Cuarto Mundo», iniciativa de voluntariado internacional e interconfesional que comparte la vida en las zonas de miseria.
«Llevó al reconocimiento cada vez mayor a nivel internacional de que la pobreza en ocasiones surge de la violación de los derechos humanos y de que la promoción de los derechos humanos puede ayudar a aliviar la pobreza», añadió.
Por este motivo, concluyó, la comunidad internacional y los diferentes países deben poner «la erradicación de la pobreza en el corazón de las agendas legales y sociales».