ROMA, viernes, 24 noviembre 2006 (ZENIT.org).- Los deportes han sido siempre un lenguaje de cruce de culturas y continentes. Hasta hacer que el fútbol sea el principal lenguaje de Italia y su capital.
Es también el lenguaje predominante del Cuerpo de Bomberos de Nueva York. Y fue la razón por la que los bomberos de Nueva York jugaron contra los bomberos de Roma el sábado pasado en un estadio local. Otra razón fue promover la paz mundial.
El entrenador y manager del club de fútbol FDNY, teniente James Brosi, dijo a Zenit que el objetivo de su equipo es «viajar, compartir con los camaradas, promover la buena voluntad entre los cuerpos de bomberos mediante el deporte del fútbol y recoger fondos».
El dinero recogido en los partidos de su gira mundial servirá para proporcionar educación a los estudiantes que juegan al fútbol en Estados Unidos, muchos de los cuales son hijos e hijas de los bomberos caídos.
La idea surgió cuando un compañero de equipo de Brosi, Sergio Villanueva, murió tras salvar incontables vidas el 11 de septiembre de 2001.
«Tras aquellos días nos sentimos tan sin ayuda y sin esperanza –recordó Brosi–. Pero desde entonces, nuestro objetivo ha sido tratar de transformar aquellos sentimientos en otros de llenos de ayuda y esperanza. Y hemos tratado de asegurar a nuestros amigos un legado de vida, esperanza y caridad».
Brosi dijo que es un milagro que esté vivo tras quedar atrapado bajo las ruinas del World Trade Center, aquél día fatídico.
«Yo había recitado ya mis últimas oraciones –dijo–. Pero sentí que fue la mano de Dios la que salvó mi vida aquél día… El obviamente tenía otros planes para mí… Esto lo llevo conmigo ahora en mi trabajo y Dios tiene mucho que hacer hoy con nuestra ayuda para encontrar el bien en medio de la tragedia y extenderlo tan lejos como podamos».
Brosi indicó que estos juegos dan a sus participantes una oportunidad de compartir la misión internacional de construir fraternidad.
Observó que «el 11-S nos mostró lo pequeño que es el mundo y cómo compartimos los problemas. No es ya un mundo dividido. Es muy pequeño y necesitamos trabajar juntos usando todo lo que tenemos que ofrecer a nivel común, para resolver y manejar estos problemas a través del diálogo y la unidad»