Según un comunicado del nuevo secretario general de la CEM, el obispo auxiliar de Guadalajara, monseñor José Leopoldo González, los obispos mexicanos «establecieron los criterios para proponer a la Santa Sede una nueva organización de las Provincias Eclesiásticas, con el fin de ofrecer un servicio evangelizador más eficiente e inculturado a la Iglesia en México».
«La decisión del Santo Padre Benedicto XVI de reestructurar la organización de las provincias eclesiásticas, que comprende también la creación de cuatro nuevas Provincias: Baja California, teniendo por sede metropolitana Tijuana; Bajío, con la sede metropolitana de León; Chiapas, con la sede metropolitana de Tuxtla Gutiérrez; e Hidalgo, cuya sede metropolitana será Tulancingo», agrega el comunicado en su parte medular.
Además en esta reestructura de las provincias eclesiales, también se anunció la reubicación de cuatro diócesis: Zacatecas, que de la Provincia Eclesiástica de Guadalajara pasa a la Provincia Eclesiástica de San Luis Potosí; Culiacán, de la Provincia Eclesiástica de Durango pasa a la Provincia Eclesiástica de Hermosillo; Ciudad Valles, de la Provincia Eclesiástica de Monterrey pasa a la Provincia Eclesiástica de San Luis Potosí; y Lázaro Cárdenas, de la Provincia Eclesiástica de Acapulco pasa a la Provincia Eclesiástica de Morelia.
México ahora cuenta con 18 provincias eclesiásticas, cada una de ellas formada por varias diócesis vecinas, que por semejanza de cultura, geografía y experiencia histórica presentan también características pastorales similares.
«En la mayoría de los casos –concluye el comunicado de la CEM– se ha buscado que la estructura de las provincias atienda la división política mexicana, para una mejor colaboración con la autoridad civil. Cada Provincia es una unidad pastoral y de colaboración colegial entre obispos, reunidos en torno al arzobispo metropolitano que preside la Arquidiócesis respectiva».
Con esta decisión, avalada por la autoridad del Papa, los obispos mexicanos confirman su intención de servir mejor a México, a decir del secretario general de la CEM, monseñor Leopoldo González.