En esa fecha los portugueses residentes en el territorio nacional votarán a favor o en contra de esta pregunta: «¿Está de acuerdo con la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo, si se realiza por opción de la mujer, en las primeras diez semanas, en una institución de salud legalmente autorizada?».
Al anunciar la fecha, Cavaco Silva explicó que, a pesar de que en 1998 ya se celebró un referéndum sobre el argumento, sigue siendo «un tema que es objetivo continuo de discusión a nivel político, en los medios de comunicación social y en el seno de la sociedad civil».
El presidente de la República consideró que «es imprescindible que el debate sobre una cuestión de este alcance tenga lugar con la mayor serenidad y nivel».
Con este motivo, el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Portuguesa publicó una Nota Pastoral el 19 de octubre de 2006 en la que ofrecen razones para votar «no» y escoger la vida.
La primera razón es que «el ser humano está totalmente presente desde el inicio de la vida, cuando ésta se encuentra en el estado embrionario».
En segundo lugar, explican los obispos, «la legalización no es el camino adaptado para resolver el drama del aborto clandestino».
En tercer lugar, explican que «no se trata de una mera “despenalización”, sino de una “liberalización legalizada”».
Los prelados añaden que «el aborto no es un derecho de la mujer. Nadie tiene el derecho de decidir si un ser humano vive o no vive, aunque sea la madre quien le ha acogido en su propio seno».
«El aborto no es una cuestión política, sino de derechos fundamentales –concluyen los obispos–. El respeto d la vida es la base principal de la ética y está profundamente impreso en nuestra cultura».