MÉXICO, domingo, 3, diciembre 2006 (ZENIT.org–El Observardor).- Mediante un comunicado que lleva el nombre de «Todos, artífices del futuro de México», los obispos de este país han saludado la toma de posesión del nuevo presidente, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, que tuvo lugar el pasado 1 de diciembre.
En el comunicado, firmado por el Presidente y el Secretario de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), monseñor Carlos Aguiar Retes y monseñor José Leopoldo González González, respectivamente, los prelados reconocen que el nuevo Presidente de México y su administración tienen por responsabilidad «atender el flagelo de la inseguridad y del crimen organizado, brindar una adecuada educación a nuestros niños y jóvenes, una vida digna a las personas más vulnerables y combatir la impunidad, el narcotráfico y la corrupción que tanto han dañado a nuestras instituciones».
«El nuevo gobierno necesita de la colaboración generosa y fraterna de todos los mexicanos, de todos los partidos políticos, de todos los actores sociales, haciendo a un lado intereses personales y de grupo para contribuir a esta gran tarea», reconoce el comunicado y enfatiza la necesidad de «promover la reconciliación nacional, teniendo en cuenta la inclusión, el respeto por el adversario y por quien ejerce una oposición crítica, responsable y constructiva».
Las primeras medidas anunciadas por el Presidente Calderón –política social, combate a la pobreza, seguro de salud a todos los niños, austeridad gubernamental– han hecho que muchos sectores manifiesten esperanza de una transformación de un país que tiene la décima economía mundial y ocupa, sin embargo, el lugar número 54 en desigualdad.
«El reciente proceso electoral –que culminó el 2 de julio pasado– trajo como consecuencia la sensibilidad de que el gran reto de México es superar las enormes desigualdades sociales», enfatizaron los obispos mexicanos.
«Por eso es indispensable la colaboración de todos los sectores, especialmente de las fuerzas políticas entre sí, estableciendo los puentes para el diálogo y el entendimiento, y lograr así los acuerdos imprescindibles que nos conduzcan al desarrollo integral del país», concluye la misiva de los representantes episcopales al pueblo de México.