Benedicto XVI entrega a los universitarios su encíclica sobre la esperanza

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Les propone que hagan de ella motivo de reflexión en grupo

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 14 diciembre 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI entregó a los universitarios en la tarde de este jueves su encíclica sobre la esperanza.   Lo hizo en su tradicional encuentro de preparación a la Navidad que mantuvo en la tarde de este jueves con miles de estudiantes de universidades de Roma.  

Como él mismo explicó en la Basílica de San Pedro del Vaticano, tras la celebración eucarística que había presidido el cardenal Camillo Ruini, su vicario para la diócesis de Roma, ha escogido como título para este documento las palabras Spe salvi, «salvados en la esperanza», inspirándose en la Carta de san Pablo a los Romanos (8,24).

«Os la entrego espiritualmente a vosotros, queridos universitarios de Roma y, a través de vosotros, a todo el mundo de la Universidad, de la escuela, de la cultura y de la educación».

«¿Acaso el tema de la esperanza no es quizá particularmente adecuado para los jóvenes?», preguntó el Papa a los chicos y chicas estudiantes en universidades públicas y privadas.

«En particular –sugirió–, os propongo que reflexionéis, incluso en grupo, en esa parte de la encíclica en la que hablo sobre la esperanza en al época moderna».

«En el siglo XVII, Europa experimentó un auténtico cambio de época y desde entonces se ha ido afirmando cada vez más una mentalidad, según la cual, el progreso humano sólo es obra de la ciencia y de la técnica, mientras que a la fe sólo le correspondería la salvación del alma, una salvación meramente individual».

«Las dos grandes ideas-fuerza de la modernidad, la razón y la libertad, parece que se han desenganchado de Dios para convertirse en autónomas y cooperar en la construcción del «reino del hombre» prácticamente opuesto al Reino de Dios».

«De este modo se ha difundido una concepción materialista, alimentada por la esperanza de que, cambiando las estructuras económicas y políticas se puede dar vida finalmente a una sociedad justa, en la que reine la paz, la libertad y la igualdad».

«Ahora bien –constató–, este proceso, que no carece de valores y de razones históricas, tiene un error de fondo: el hombre no es sólo el producto de determinadas condiciones económicas o sociales».

«El progreso técnico no coincide necesariamente con el crecimiento moral de las personas, es más, sin principios éticos la ciencia, la técnica y la política pueden ser utilizadas, como ha sucedido y como por desgracia sigue sucediendo, no para hacer el bien, sino para causar el mal de las personas y de la humanidad».

Al despedirse de los jóvenes, el Papa pidió que Roma sea «modelo de hospitalidad para los estudiantes extranjeros». En la misa participaron delegaciones universitarias procedentes de varias ciudades de Europa y América.

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ZENIT Staff

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