El Papa exhorta a no errar el camino de la verdadera felicidad

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En su intervención en la oración mariana del Ángelus

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 16 diciembre 2007 (ZENIT.org).- Poner una felicidad individual en lugar de Dios, hacer de ella un ídolo, aleja de la verdadera alegría que trae Jesucristo y que celebramos en Navidad, advierte el Papa.

Es la exhortación que dirigió, en el Ángelus de este domingo, ante miles de fieles y peregrinos en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, en una soleada mañana de invierno.

El misterio de Belén, dijo el Papa, «nos revela a Dios-con-nosotros», a «Dios que por así decirlo ha celebrado una boda con nuestra humanidad», porque «ha tomado nuestra condición humana, eligiendo ser en todo como nosotros menos en el pecado».

Ésta es la certeza de la que nace la alegría cristiana, confirmó: la certeza de que «Dios está conmigo, con nosotros, en la alegría y en la tristeza, en la salud y en la enfermedad, como amigo y esposo fiel».

Es la alegría que permanece en lo más profundo del corazón «que se entrega a Dios y confía en Él», constató el Santo Padre.

Y ante quienes dudan de la existencia de tal alegría, Benedicto XVI recordó el ejemplo de la beata Teresa de Calcuta, quien «vivía en contacto diario con la miseria, con la degradación humana, con la muerte, que conoció la prueba y la noche oscura de la fe», «y sin embargo, dio a todos la sonrisa de Dios».

Y es que la alegría -dijo el Papa– «entra en el corazón de quien se pone al servicio de los pequeños y de los pobres». Si uno ama así, Dios vive en su corazón, subrayó.

«Si en cambio se hace de la felicidad un ídolo», «difícilmente se puede encontrar la alegría de la que habla Jesús», alertó.

Por eso pidió evitar un camino equivocado, especialmente en Navidad: el camino de buscar la felicidad en el «placer a toda costa», «refugiándose en paraísos artificiales», como el de la droga, «que después se revelan completamente ilusorios».

El Papa acudió a la intercesión de María para que ayude a todos los que buscan a Dios a llegar a Belén.

Podrán así «encontrar al Niño que ha nacido para nosotros, para la salvación y felicidad de todos los hombres», concluyó.

Imagen de este Niño son los muchísimos «Bambinelli» que, a pesar del frío, llevaron ante el Papa una multitud de chavales romanos este domingo en la Plaza de San Pedro. Es cuando tradicionalmente el Santo Padre los bendice.

Y así lo hizo, en un clima festivo, celebrando que los niños mantuvieran las pequeñas figuras en alto, «mirando hacia el cielo» –dijo espontáneamente–. Son los Niños Jesús cuyo Nacimiento ya está preparado en hogares, colegios y parroquias romanas.

A todos estos chavales de Roma dirigió Benedicto XVI un saludo especial -acogido entre fuertes aplausos– deseándoles con afecto una feliz Navidad.

Igualmente agradeció al Centro de Oratorios Romanos la organización de esta bella iniciativa, exhortando «a los sacerdotes, a los padres y a los catequistas a colaborar con entusiasmo en la educación cristiana de los más pequeños».

Por Marta Lago

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ZENIT Staff

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