CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 16 mayo 2008 (ZENIT.org).- La Iglesia en Tailandia es un pequeño fermento en un país de mayoría budista. Es un puente en la promoción del diálogo entre religiones afirma monseñor George Yod Phimphisan, obispo de Udon Thani y presidente de la Conferencia Episcopal.
En una entrevista concedida al diario vaticano «L’Osservatore Romano», con motivo de la visita «ad limina», monseñor Yod Phimphisan afirma que «el diálogo entre las religiones constituye una parte muy importante de la vida cotidiana de la Iglesia en Tailandia».
Explica el presidente de los obispos que en Tailandia se vive una situación especial, dado que el rey es el jefe y el garante de todas las religiones del país, por lo que la libertad de religión es un derecho garantizado por el Gobierno para todas las Iglesias y todas las confesiones.
En tal contexto, señala el prelado, «está claro que el diálogo entre las religiones asume un papel importante en el tejido social y encuentra amplia difusión, tanto a nivel nacional como a nivel de comunidades locales».
El responsable de las relaciones oficiales es el cardenal Michael Michai Kitbunchu, arzobispo de Bangkok.
Tras la visita pastoral de Juan Pablo II, el 10 y 11 de mayo de 1984, se produjo un giro en las relaciones de los católicos con los otros fieles en Tailandia y en especial con el budismo. Desde entonces, las relaciones con estos últimos «se han hecho excelentes».
Monseñor Yod Phimphisan exlica que el papel que desempeña la Iglesia en Tailandia es «muy importante sobre todo en el ámbito de la educación».
Los católicos son menos del 1% de la población que asciende a 66 millones de habitantes.
Sin embargo, las escuelas católicas, más de trescientas, «ejercen una influencia muy importante sobre los estudiantes. Un dato muy relevante, si se piensa que en muchas de nuestras escuelas la mayoría de los estudiantes es budista. Desde el punto de vista pastoral, la presencia de estos jóvenes no cristianos nos permite difundir la ética y la moral católicas a una gran parte de las nuevas generaciones tailandesas que asisten a nuestras escuelas».
Ante el problema que sufre Tailandia de la explotación de la prostitución y de los menores, la Iglesia trata «de difundir los principios de la ética y de la moral católica a través de nuestras obras educativas, dirigiéndose sobre todo justo a los menores, incluso no católicos. Y esto es ya algo que consideramos importante. Está claro sin embargo que somos conscientes de que debemos afrontar estos problemas en su raíz».
Por esto, la Iglesia trata de alcanzar este objetivo mediante «la promoción de una serie de programas de desarrollo social» «para ayudar a la gente a crecer y a desarrollarse sin necesidad de mandar a los hijos a buscar fortuna a las grandes ciudades, donde en la mayoría de los casos acaban en la red de la prostitución y la explotación».
Respecto a la consideración que la mayoría budista tiene hacia la Iglesia católica, monseñor Yod Phimphisan declara que «en el pasado era considerada una religión extranjera, en el país la cultura está ligada a la religión budista. Nosotros, en el intento de llegar a una cierta forma de inculturación del Evangelio, hemos tratado de acercarnos lo más posible a muchas prácticas culturales tailandesas, pero los budistas han considerado este comportamiento como una apropiación indebida».
En cuanto a la situación de las vocaciones, el presidente de los obispos tailandeses explica: «Dios nos bendice todavía con numerosas vocaciones, si bien en algunas áreas hay menos. En general, la situación es buena. Buena parte del éxito lo debemos al empeño de los grupos Serra, muy activos en Tailandia en promover justamente las vocaciones al sacerdocio».
Por lo que se refiere al empeño de los laicos en la evangelización, monseñor Yod Phimphisan señala que «desde hace diez años, los laicos están cada vez más comprometidos en la evangelización. De hecho, entre los ocho mártires de Tailandia beatificados hace unos años había también un catequista. Por gracia de Dios, cada vez más laicos se comprometen en las diversas comunidades eclesiales en grupos de evangelización, como la Legión de María, la Sociedad de San Vicente de Paúl, Focolares y otros. Muchos de estos laicos son ex seminaristas.
Por Nieves San Martín