Portavoz vaticano: María, regalo de Jesús en la cruz

El padre Lombardi explica el sentido y el impacto de la devoción a la Virgen

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 26 mayo 2008 (ZENIT.org).- El amor a María no es algo sentimental o mitológico, sino el regalo de Cristo en la cruz, ha explicado el portavoz del Vaticano.

El padre Federico Lombardi, S.I, director de la Sala de Prensa vaticana, analizó las últimas intervenciones de Benedicto XVI en este mes de mayo, desde el Rosario guiado en Santa María la Mayor el primer sábado, a las visitas a los famosos santuarios marianos de Savona y Génova y la ceremonia conclusiva prevista en la Plaza de San Pedro.

En el editorial del último número de «Octava Dies», semanal del CentroTelevisivo Vaticano (CTV), del que es también director, el sacerdote ha aclarado que el amor a María no es «devoción sentimental o, peor, mitológica».

«Se trata de reencontrar en la Madre de Jesús la vía maestra para volver a situar la encarnación de Dios en el centro de nuestra vida y -como añadía el Papa Benedicto XVI- de nuestro tiempo y de nuestras ciudades».

«Extrayendo de la contemplación de la vida de Cristo, se puede ‘irrigar’ la sociedad, a partir de las relaciones cotidianas, y purificar de tantas fuerzas negativas, abriéndola a la novedad de Dios», añade.

Entre los gestos marianos del Papa en este mes, uno de los más representativos ha sido proclamar el 24 de mayo Jornada Mundial de Oración por la Iglesia en China.

En este día se celebraba la memoria de María ‘auxilio de los cristianos’, tan venerada en aquel país, y en especial en el santuario de Sheshan, cerca de Shanghai, el más famoso de China.

De este modo, dice el padre Lombardi, «en la oración mariana, el horizonte se hace universal: Cristo moribundo nos ha confiado a todos al cuidado de la Madre».

«Los católicos chinos aspiran con perseverancia a poder expresar en plena libertad su fe, el pueblo chino sufre en este tiempo la terrible tragedia del terremoto».

«Miramos hacia el país más populoso del mundo con fraternidad y solidaridad, con el verdadero deseo de su bien humano y espiritual».

«Es justo esperar en una relación serena entre la Santa Sede y China, porque la Iglesia puede ser verdaderamente china y verdaderamente católica al mismo tiempo -concluye–. Los signos positivos no faltan. Pidamos que la Madre de China, de Asia, de la Iglesia acompañe y favorezca el camino».

Traducido del italiano por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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