El órgano, singular instrumento de evangelización, según el Papa

Benedicto XVI recibió a los miembros de una coral de Ratisbona

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CASTEL GANDOLFO, lunes, 7 julio 2008 (ZENIT.org).- El 13 de septiembre de 2006, en su segunda visita a Alemania, en Ratisbona, Benedicto XVI bendijo el órgano de la “Vieja Capilla”. Este 5 de julio, en Castel Gandolfo, el Papa recordó con gusto el episodio, departiendo con un coro de la ciudad bávara.

En su discurso –informa la Sala de Prensa vaticana–, Benedicto XVI comunicó a los integrantes del coro sentirse complacido por la visita: “Reaviva en mí el recuerdo de la maravillosa jornada, en la que pude bendecir el nuevo órgano, el ‘Benedikt-Orgel’, en la ‘Vieja Capilla’”.

“Permanece inolvidable en mi memoria –añadió el Papa- cómo, en la armonía del excelente órgano, del coro dirigido por el señor Kohlhäufl y de la belleza de la iglesia luminosa, exerimentamos la alegría que viene de Dios –no sólo una ‘chispa de los dioses’ de que hablar Schiller, sino verdaderamente el esplendor de la llama del Espíritu Santo, que nos hizo sentir en nuestro interior lo que sabemos también por el Evangelio de Juan: es decir que El mismo es la alegría. Y esta alegría nos era comunicada a nosotros”.

El Papa manifestó su satisfacción de que este órgano “siga sonando y ayude así a la gente a percibir algo del esplendor de nuestra fe –un esplendor encendido por el mismo Espíritu Santo. Con ello, el órgano desempeña una función evangelizadora, auncia el Evangelio a su modo”.

“Nosotros no podemos aquí ofrecer ni un órgano, ni un coro, pero tenemos la belleza del ‘Castillo’ y la belleza del Sur que se difunde alrededor. Aunque el sol en este momento irradie su calor de modo quizá un poco demasiado abundante, permanece sin embargo la luz del Sur como una pequeña fiesta que será para todos vosotros un bello recuerdo que llevar a casa”, añadió el Papa.

Y concluyó: “Veo también que recibiremos regalos, y puedo por tanto ya ahora expresar con antelación mi agradecimiento porque no habéis llegado con las manos vacías. Os auguro días bellísimos y ricos aquí en Roma. ¡Y llevad mis cordiales saludos a Ratisbona y a la ‘Vieja Capilla’!”.

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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