SYDNEY, jueves, 17 julio 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI alabó en el primer discurso pronunciado en Australia la valentía con la que el país está reparando las injusticias sufridas por los pueblos indígenas que habitaban la isla antes de la llegada de los colonizadores.
En la mañana de este jueves, recibió la bienvenida de las autoridades australianas en el gótico palacio del Gobienro donde tuvo lugar el acto de acogida. El pontífice fue acogido en el parque de la residencia por el gobernador general, Michael Jeffery y por el primer ministro, Kevin Rudd.
El Papa reconoció que Australia es una «nación joven», sin embargo, recordó, «miles de años antes de la llegada de los colonos occidentales, los únicos habitantes de este territorio eran personas originales del País, aborígenes e isleños del Estrecho de Torres».
Los jefes ancianos de los aborígenes australianos le acogerían después, en la tarde, en el muelle de Rose Bay con cantos en el dialecto local y en las diversas lenguas de las poblaciones indígenas de Oceanía.
«Gracias a la audaz decisión del Gobierno australiano de reconocer las injusticias cometidas en el pasado contra los pueblos indígenas, se están dando ahora pasos concretos con el fin de alcanzar una reconciliación basada en el respeto recíproco», reconoció el Papa en su discurso a las autoridades.
Por eso alentó a seguir colmando «la diferencia entre los australianos indígenas y los no indígenas en lo que se refiere a la expectativa de vida, los planes educativos y las oportunidades económicas».
«Este ejemplo de reconciliación da esperanza en todo el mundo a los pueblos que anhelan ver consolidados sus derechos, así como reconocida y promovida su aportación a la sociedad», aseguró.