La ecología humana en la Expo de Zaragoza

La posición de la Santa Sede sobre temas ambientales

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ZARAGOZA, jueves, 24 julio 2008 (ZENIT.org).- En el ámbito de la Expo Mundial sobre el agua que se desarrolla en Zaragoza, España, la santa Sede cuenta con un pabellón y el 10 de julio promovió el congreso titulado «La cuestión ecológica: la vida del hombre en el mundo».

En el congreso, que se prolongó hasta el 12 de julio, intervinieron entre otros el cardenal Renato Raffaele Martino, presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, y el obispo Giampaolo Crepaldi, secretario del mismo dicasterio y autor junto del libro en italiano «Ecología ambiental y ecología humana» «Ecologia ambientale ed ecologia umana», publicado en Italia por Ediciones Cantagalli. 

Una riqueza y una responsabilidad

Monseñor Crepaldi precisó que según la Doctrina Social de la Iglesia «la naturaleza, entendida desde el punto de vista biológico y natural, no es algo absoluto, sino una riqueza puesta en las manos responsables y prudentes del hombre».

«La Iglesia –añadió– ve siempre la naturaleza en relación con Dios y con el hombre, no la ve sólo como un conjunto de cosas, sino también de significados»; por esto, «la naturaleza encuentra su sentido en un diálogo entre el hombre y Dios y las mismas cosas encuentran su lugar en una relación de amor y de inteligencia».

«De este modo –subrayó monseñor Crepaldi–, la enseñanza de la Iglesia arroja sobre la naturaleza la luz de la revelación, la luz de la creación y la luz escatológica de la redención», por la que «la naturaleza es para el hombre y el hombre es para Dios».

Afrontando el tema de las tareas del hombre, el secretario del dicasterio vaticano rechazó las ideologías reduccionistas y antihumanas como «aquellas que tienden al biologismo, al catastrofismo o al naturalismo egoísta», y propuso una visión antropológica conjugada en el contexto de la ecología humana.

Emergencia antropológica

«En la perspectiva de la doctrina social de la Iglesia, la ecológica no es sólo una emergencia natural, sino que es también una emergencia antropológica» porque «el modo de relacionarse con el mundo depende del modo de relacionarse del hombre consigo mismo», observó.

En este sentido, sugirió el secretario de Justicia y Paz, es decisivo «no reducir la naturaleza, utilizando los criterios del utilitarismo, que la convierte en mero objeto de manipulación y explotación, pero tampoco hay que absolutizar la naturaleza, ni superponerla en dignidad a la misma persona humana».

En un correcto planteamiento de la cuestión ambiental, concluyó, la naturaleza no debe ser considerada «una realidad sacra o divina, sustraída a la acción humana», más bien justo a partir de este asunto es necesario «armonizar las políticas del desarrollo con las políticas ambientales, a nivel nacional e internacional».

La visión de las Escrituras

Interviniendo en el debate el 12 de julio, el cardenal Renato Raffaele Martino subrayó que hay que «remontarse a lo contenido en las Sagradas Escrituras para comprender el fundamento del interés de la Iglesia por la cuestión ecológica o ambiental».

En concreto, precisó, hay que leer el relato de la creación para comprender «la relación que Dios estableció entre el universo creado y la humanidad y el puesto especial en el que Dios puso a la humanidad dentro de ese universo».

El magisterio de la Iglesia

Al recorrer la historia de la Doctrina Social, y en concreto de la enseñanza sobre la cuestión ambiental, el presidente de Justicia y Paz recordó la primera encíclica social, la Rerum Novarum de León XIII (1891), en la que el pontífice estableció que la Iglesia es «la auténtica voz al tratar las cuestiones en torno a la justicia social, incluyendo la protección del ambiente natural».

Según el cardenal Martino, el magisterio social –con especial referencia a las cuestiones ambientales– tuvo un enorme desarrollo con la Gaudium et Spes, donde se observó que «llevando adelante las tareas cotidianas la humanidad coopera y completa el trabajo de la Creación».

Notable fue también la contribución del Papa Pablo VI, quien en 1967 con la Populorum Progressio, indicó «el papel de la humanidad dentro de la  creación». Con la Octogesima Adveniens, de ese mismo papa, en 1971, la cuestión ambiental como cuestión social asumió mayor importancia.

Juan Pablo II desarrolló intensamente la concepción del ambiente como casa y recurso de la humanidad, y la conjugó en un orden virtuoso y moral dentro de la ecología humana.

El Papa Benedicto XVI, en el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2008, relanzó el papel del hombre, de la familia y de la educación para mejorar las condiciones de la humanidad y salvaguardar lo creado.

Por Antonio Gaspari, traducido del italiano por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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