El Papa alienta a superar las diferencias étnicas y culturales con el diálogo

Al recibir a la nueva embajadora de Bosnia-Herzegovina

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CASTEL GANDOLFO, jueves, 18 septiembre 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha apelado a un futuro «justo y solidario» construido sobre la «superación de las divisiones» para Bosnia-Herzegovina, en su discurso durante el acto de aceptación de las cartas credenciales de la nueva embajadora de este país ante la Santa Sede.

El Papa recibió a la nueva representante diplomática del país balcánico, Jasna Krivośić-Prpić, en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, y deseó que este país «alcance la reconciliación y la consolidación de la paz y la estabilidad».

«Bosnia y Herzegovina contiene una rica mezcla de culturas y preciosos patrimonios. Trágicamente, sin embargo, las diferencias culturales y étnicas han sido a menudo fuente incomprensiones y de fricción. Incluso, de conflictos y guerras», afirmó el obispo de Roma.

Precisamente, la experiencia de los últimos años debe mover a los habitantes de Bosnia, afirma el pontífice, a «superar las divisiones pasadas y forjar arados de las espadas y podaderas de las lanzas».

«Nadie desea la guerra. Ningún padre desea un conflicto para sus hijos. Ningún grupo civil o religioso debería recurrir a la violencia o la opresión. Y, a pesar de ello, tantas familias en su tierra han padecido las consecuencia de estas calamidades», añadió.

El sucesor de Pedro reconoció, al respecto, «el progreso realizado para consolidar gestos de reconciliación» y pide a las tres comunidades étnicas que forman el país que, «aceptando los hechos de la historia regional y las graves lecciones aprendidas de los años recientes, se encuentre el valor para construir un futuro con un sano sentido de solidaridad».

También pidió a la comunidad internacional a que «continúe sus esfuerzos para ayudar a Bosnia y Herzegovina con este fin».

El pontífice insistió en la importancia de que todos los estamentos sociales, especialmente las familias, la escuela y el Estado, colaboren en crear un clima de «responsabilidad y de superación de los prejuicios».

«Los padres tienen el deber de inculcar a sus hijos, con el ejemplo, el respeto por la dignidad que tiene cada persona independientemente de su identidad étnica, su religión o su grupo social», afirmó el Papa. También la educación «contribuye grandemente al espíritu de una nación».

Insistió en que «los profesores que ejercen su noble profesión con pasión por la verdad pueden hacer mucho para desacreditar las falsas ideologías antropológicas que contienen las semillas de la hostilidad».

Además, dio una gran importancia al papel de los medios de comunicación, que «pueden hacer mucho para superar las prolongadas actitudes de desconfianza».

El Papa expresó su confianza en las reformas constitucionales que ha emprendido el Gobierno bosnio, y espera que «respondan a las legítimas aspiraciones de todos los ciudadanos, garantizando los derechos tanto de los individuos como de los grupos sociales».

Por otro lado, aseguró que la Iglesia «seguirá ayudando en el logro de los objetivos de reconciliación, paz y prosperidad, a través de las parroquias, escuelas, servicios de salud y programas de desarrollo comunitario».

«Su participación en el diálogo ecuménico e interreligioso debe ser visto como una forma de servir a la sociedad en su conjunto», afirmó el Papa.

«La promoción de valores espirituales y morales, discernible a través de la razón humana, no sólo forma parte de la transmisión de tradiciones religiosas, sino que alimenta además una cultura más amplia, motivando a los hombres y mujeres de buena voluntad a reforzar los lazos de solidaridad y a manifestar cómo una sociedad unida de verdad puede provenir de una pluralidad de pueblos».

La nueva embajadora de Bosnia-Herzegovina ante la Santa Sede, Jasna Krivośić-Prpić, es periodista, está casada y tiene tres hijos, y ha desarrollado varias tareas de responsabilidad en su país.

Bosnia-Herzegovina cuenta actualmente con más de 4 millones y medio de habitantes, de los que la mayoría son cristianos (31% ortodoxos y 15% católicos), y el 40% musulmanes. Actualmente el país afronta un periodo de reconciliación y reconstrucción, tras la guerra que asoló los Balcanes en los años noventa.

[Por Inma Álvarez]

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ZENIT Staff

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