CIUDAD DEL VATICANO, sábado 20 de septiembre de 2008 (ZENIT.org).- Sor Nirmala Joshi, la sucesora de la Madre Teresa, hace un llamamiento, a través del diario Avvenire a la paz entre los creyentes de diferentes religiones. Es su respuesta a los ataques contra los cristianos, que han dejado decenas de muertos, miles de desplazados y centenares de ataques contra obras de la Iglesia, de los que apenas ha informado la prensa en Occidente. La traducción de la entrevista ha sido publicada por Alfa y Omega.
–Una nueva oleada de violencia anticristiana está sacudiendo la India. También algunas de sus hermanas Misioneras de la Caridad han sido agredidas y ha sido destruida una casa de acogida para ancianos, de los hermanos Misioneros de la Caridad. ¿Cuál es su reflexión ante estas brutalidades?
–Sor Nirmala: Gracias a las manos protectoras de Dios, nuestro Padre amoroso, nuestras Hermanas han sido sólo heridas levemente, cuando las apedrearon. Fueron inmediatamente socorridas por las personas presentes y puestas bajo la protección de la policía. Ahora están bien y han vuelto a servir a nuestros pobres. La casa de los Hermanos ha sufrido daños, pero no nuestros pobres. ¿Qué reflexiones se pueden hacer? ¿Cuáles han sido las razones de la violencia? ¿No es éste el destino de los discípulos de Cristo? ¿No decía acaso Jesús Un siervo no es más grande que su Señor. Si me han perseguido a Mí, también os perseguirán a vosotros?
—Usted ha nacido en una familia de bramanes, la casta más alta del mundo hindú. ¿Cómo ve, como conversa, esta oleada de violencia causada por la intolerancia religiosa?
–Sor Nirmala: El amor es la esencia de cada religión, el amor a Dios y al prójimo. La violencia por causa de la religión es un abuso.
—El Santo Padre ha invitado a los líderes religiosos y a las autoridades civiles a trabajar juntos para restablecer, entre los miembros de las diferentes comunidades, una convivencia pacífica. ¿Es posible?
–Sor Nirmala: ¿Por qué no? El deseo de amor y la fuerza del amor están presentes en el corazón de cada hombre creado a imagen de Dios. El hombre está destinado a una vida eterna de amor.
—En marzo de 1997, cuando fue nombrada Superiora General de las Misioneras de la Caridad, muchos periódicos escribieron que sus orígenes hinduistas podrían contribuir a reducir las diferencias entre el hinduismo y el cristianismo. ¿Es cierta esta afirmación?
–Sor Nirmala: La paz y la unidad entre los pueblos de diversas religiones no depende de si se ha nacido o no en una religión, sino del amor al prójimo y del respecto a su religión. Nuestro humilde servicio de amor hacia los más pobres entre los pobres es una prueba maravillosa de paz y de unidad entre los pueblos de todas las razas y religiones. Éste es el motivo por el que nuestra Madre respetaba con pleno convencimiento que las obras de amor son obras de paz.
—En el undécimo aniversario de la muerte de la Madre Teresa, ¿cómo recuerda, en estos momentos difíciles para la nación, a la Madre Teresa que daba tanto amor?
–Sor Nirmala: La Madre, que amaba tanto la India, es seguramente consciente del momento de dificultad de nuestro país. Ella dijo: «Cuando esté en el Paraíso, estaré preparada para ayudaros más y mejor». Con la confianza que tenemos en sus palabras y en su amor al pueblo de la India, pedimos su intercesión por la paz en los corazones y en las casas de cada indio, especialmente para aquellos que sufren, para los que con coraje aceptan el dolor y el sufrimiento. Rezamos para que con amor y generosidad se consiga superar el mal con el bien, como dignos hijos de Dios. Amémonos los unos a los otros como Dios nos ama a cada uno de nosotros.
—¿Quiere hacer algún llamamiento?
–Sor Nirmala: Sí, quiero repetir lo que ya dije el pasado 28 de agosto: Queridos hermanos y hermanas de Orissa y de toda la India: no olvidemos nuestra verdadera identidad, en cuanto hijos amados de Dios, nuestro Padre. Somos todos hermanos y hermanas, independientemente de nuestra religión, raza, cultura o lengua, independientemente de si somos ricos o pobres. Nada debe dividirnos. Sobre todo, no hagamos que la religión pueda dividirnos. La esencia de cada religión es el amor de Dios y el amor al prójimo. La violencia en nombre de la religión es un abuso.
Recemos para que descansen en paz todos los hermanos y hermanas que han muerto en esta oleada de violencia. Recemos por nosotros y pidamos a la Madre, la Beata Teresa de Calcuta, que interceda por nosotros, para que así lleguemos a ser intérpretes de la paz, del amor y de la alegría de Dios y podamos construir la civilización del amor. Que Dios os bendiga.
Por Pina Cataldo
Traducción de María Pazos