NUEVA YORK, jueves 25 de septiembre de 2008 (ZENIT.org) El presidente de Caritas Internationalis, cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, pidió hoy a los líderes mundiales que tomen «decisiones valientes y cumplan las pasadas promesas» para cumplir los Objetivos del Milenio en el año 2015.
El cardenal Rodríguez Maradiaga intervino hoy en la reunión de Alto Nivel convocada con motivo de la 63 Asamblea General de las Naciones Unidas, que tiene lugar estos días en el Palacio de Cristal de Nueva York, y en la que también ha intervenido recientemente el Observador Permanente de la Santa Sede, el arzobispo Celestino Migliore.
El purpurado es uno de los seis líderes de la sociedad civil a quienes el secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon, ha invitado a participar en esta cumbre, en una mesa redonda sobre el cambio climático.
El presidente de Caritas Internationalis afirmó que ha habido «una falta de liderazgo político» a la hora de trabajar para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (MDGs).
La causa de este fracaso no se debe solamente a cuestiones de dinero, de ayuda efectiva o de comercio justo, explicó el purpurado, sino más bien de confianza, ya que es necesario «imaginar un mundo que ya no esté dividido en Primero y Tercero».
«Necesitamos imaginar un mundo en el que la muerte innecesaria de alrededor de 10 millones de niños al año sea una abominación intolerable», añadió.
Respecto al cambio climático, el cardenal explicó que está afectando negativamente al progreso de los países en vías de desarrollo, y pidió «urgentemente» a las naciones industrializadas que bajen las emisiones de gases con efecto invernadero.
«Estamos siendo testigos de la creación de un mundo en el que la avaricia de unos pocos está dejando a la mayoría en los márgenes de la historia», afirmó.
El purpurado hondureño relató como esta avaricia ha causado daños en cu propio país, donde las compañías mineras han explotado la tierra y la han dejado contaminada.
En declaraciones a la Radio Vaticana, el cardenal Rodríguez Maradiaga auguró que «se lleguen a dar pasos concretos para reducir la pobreza en el 2015», pero añadió que lo más necesario «es que las Naciones Unidas consideren que sin desarrollo no se podrán cumplir los Objetivos del Milenio».
«Es necesario destinar mayores recursos al desarrollo, y al mismo tiempo, los países en vías de desarrollo deben empeñarse fuertemente en la lucha contra la corrupción».
En este sentido, el purpurado añadió que la misión de la Iglesia «es el de seguir concienciando a los pueblos, a través de la doctrina social -como decía Pablo VI en la Populorum progressio, que el desarrollo es el nuevo nombre de la paz, y que sin desarrollo no será posible conseguir la paz en el mundo».